Desde que Ricardo Carvalho cayera lesionado, Sergio Ramos se ha convertido en una de las piezas clave para José Mourinho. Sus excelentes participaciones en los últimos encuentros le han hecho ser un fijo en el centro de la zaga. Su sola presencia ya transmite serenidad a sus compañeros, que le ven como un buen seguro de cara a blindar la meta de Casillas.
Como buen central, Sergio Ramos también sabe aprovechar las jugadas de estrategia. Cuando la segunda mitad estaba cercana a llegar a su ecuador, el de Camas batió a Alves con un certero testarazo. Messut Özil botó un saque de esquina y Ramos marcó a la perfección los tiempos en el aire, haciendo inútil la estirada de Diego Alves. Por si las moscas, Pepe también estaba preparado para asestar un latigazo a los chés.
José Mourinho prepara a conciencia las jugadas a balón parado cada semana y los resultados comienzan a salir a la luz. El luso ha depositado gran parte de su confianza en el futbolista andaluz y celebró con vehemencia su gol. Ramos corrió buscando el abrazo cómplice de Mourinho. Y es que el técnico portugués sabía que tras encadenar varias actuaciones de gran calibre, marcar era un premio que Ramos merecía conseguir con prontitud.
El zaguero se marchaba con una plena satisfacción después del encuentro. Motivos, desde luego, no le faltaban: su equipo ha dado un golpe de autoridad en la Liga y él ha abierto la veda en su casillero. Casi nada.
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