Con el orgullo del campeón

Revancha, vendetta, reivindicación o ajuste de cuentas. Todas estas palabras pueden salir de la boca de un buen madridista que se precie para hablar del partido de esta noche ante el Barcelona. A pesar de que Mourinho haya puesto en tercer plano esta competición, el aficionado blanco saltaría de alegría, casi como si se tratara de un título, si su equipo logra eliminar al Barcelona de la Copa del Rey. Sería ese puñetazo que la parroquia merengue demanda desde que Cristiano tocara el cielo con aquel cabezazo en Valencia.

Lo cierto es que a Mourinho le trae de cabeza la más que probable baja de Di María para el partido. Era uno de sus ases para ganar esta partida de cartas tan marcadas como impredecibles. Por eso, por la mente del entrenador madridista pasa la idea de no encajar goles en el partido de esta noche. De hecho, es probable que si Mourinho pudiera firmar un 0-0 lo hiciera. Sabe que con su forma de jugar estará más cómodo en la vuelta que en la ida, y siempre con la opción de hacer un gol en Barcelona que le pudiera dar el pase aun empatando ese partido. Por eso es tan importante para el técnico no recibir ningún tanto en el Bernabéu. Y por eso dará vueltas al puzle de su alineación con los sanos y no sancionados.

Blindar el centro del campo será vital para que el Barcelona no haga su habitual juego. De hecho, a los de Guardiola se les vio infinitamente más incómodos en los clásicos de Copa y Champions que en el de hace unas semanas en Liga. Ahí se dio cuenta Mourinho que necesita más jugadores en el medio, más policías que dificulten el movimiento del balón. Eso y aprovechar las ocasiones. Ante el Granada o el Málaga se perdonaron muchas y no pasó nada. Esta noche, rozar el 100% de efectividad sería clave. Un primer paso para dar el ansiado puñetazo que cambie las tornas.