Goleada con el pijama puesto

Los blancos dieron buena cuenta del Racing al que ganaron con bastante comodidad (4-0)





Volver a la dinámica de jugar dos partidos a la semana poco o nada influyó en el Real Madrid. Ni en la alineación de Mourinho, que volvió a apostar por los centrocampistas que más toque atesoran, ni en la forma de mascar los partidos desde el inicio. Es más, el arranque blanco invitaba a pensar en la necesidad de buscar el K.O del Racing a las primeras de cambio. El boxeador blanco no falló.

La salida fue tan traumática para el Racing que ya a los cinco minutos veía como Cristiano Ronaldo se encontraba con el poste en un remate de cabeza que hasta Toño, portero visitante, ya daba por imposible. Agua por un pelo. Eso sí, el boxeador blanco falla una, pero no dos veces. Y si es Cristiano la ecuación es matemática pura. Esta vez tiró de colocación para hacer bueno un centro de Kaká que, previamente, se había encontrado con el cuerpo de Toño. Primera premisa cumplida, gol casi desde el vestuario.

Con todo normalizado, marcador, sensaciones y gol de Cristiano , el Madrid pasó un periodo de calma activa. Xabi, Özil y Kaká seguían moviéndose y tocando el balón aunque sin la voracidad de meterle mano a Toño, al menos de forma inmediata. Eso sí, del Racing poco o nada se sabía en el área blanca, más allá de varios centros que fueron rechazados por la zaga blanca o el propio Casillas.

Ficha Técnica

Real Madrid 4: Casillas; Ramos, Pepe (Carvalho 75’), Varane, Marcelo; Xabi Alonso, Granero (Khedira 70’), Ozil (Di María 62’), Cristiano, Kaka y Benzema

Racing 1: Toño, Álvaro, Torrejón, Bernardo, Cisma, Diop, Gullón, Adrián (C.Fernández 44’), Arana, Acosta (Luque 77’) y Babacar (Munitis 70’)

Goles: 1-0 Cristiano Ronaldo (6’), 2-0 Benzema (45’), 3-0 Di María 73’), 4-0 Benzema (89')

Árbitro: González González. Ramos, Kaká, Carvalho. Expulsó a Cisma (44’)

Estadio: Santiago Bernabéu (80.000 espectadores)

Después de que Cisma se borrara del partido metiendo una mano tan absurda como inútil a centro de Cristiano Ronaldo con una amarilla ya en su haber, el Racing se borró. Lo hizo un poco más de lo que ya lo estaba. Por si esto fuera poco, cuando los cántabros daban por bueno el  1-0 en el intermedio, llegó Benzema para aprovecharse del saque rápido de una falta y picarle el balón a un Toño que se quejó de la falta de atención de los suyos. Un pecado capital estando el Madrid delante. 


Tras ese gol, el Madrid sacó la almohada, se puso el pijama, las pantuflas y empezó a economizar esfuerzos. Ante un rival con 10 como el Racing los de Mourinho decidieron complicarse poco y tirar de oficio. Eso sí, aun con la segunda marcha puesta, los blancos son siempre un peligro. Más aun cuando Di María reaparecía tras casi dos meses sin verle el pelo en partido oficial. El argentino, pura electricidad, quiso calcar un remate que hizo el año pasado en Champions ante el Tottenham. Fue tan exacto que la colocó casi por el mismo hueco y tuvo el mismo resultado, un seño golazo. A pesar de la bajada de marchas estaba claro que el Madrid iba a seguir mordiendo si le daban un caramelo.

Con el Racing resignado a su suerte, los blancos volvieron a morderle el cuello casi sin querer. Un robo de Xabi Alonso, que pecó de generoso, acabó en los pies de Benzema. Veneno puro. Tanto que no perdonó la ocasión para encontrarse con la red visitante casi sobre la bocina. Fue el broche a un partido ganado con la tensión justa y la pegada del tigre. La misma que le permite al Madrid meterse en el domingo con 13 puntos de ventaja sobre el Barcelona. Cibeles está cada día más cerca.