Casillas visitó Machu Picchu

Primera escala del viaje solidario de Iker y Emilio Butragueño





El futbolista español Íker Casillas, capitán del equipo Real Madrid y de la selección campeona de la Eurocopa 2008, recorrió la ciudadela inca de Machu Picchu, tras visitar una escuela construida por la ONG Plan Internacional y jugar un partidillo con un grupo de pequeños estudiantes. Casillas llegó a la ciudad peruana de Cuzco junto al ex internacional español Emilio Butrageño, para colaborar con las labores de la ONG, dedicada a la protección de la infancia.

Casillas y Butragueño iniciaron sus actividades visitando el pueblo de Ollantaytambo, donde Plan Internacional ha construido una escuela de nueve aulas. En ese lugar departieron con los niños y luego partieron junto a 19 pequeños hacia el pueblo de Aguas Calientes, ubicado a las faldas de la montaña donde se encuentra Machu Picchu.

El capitán español jugó un partidillo con los pequeños y luego les contó historias de su niñez y les ofreció consejos sobre la perseverancia y la necesidad de luchar para conseguir los objetivos, según señalaron a Efe los organizadores de la visita. Posteriormente, Casillas y Butrageño realizaron una visita privada a Machu Picchu, la ciudadela inca considerada entre las Nuevas Siete Maravillas de la humanidad.

El capitán de la selección española y el ex jugador visitarán mañana la localidad de Patabamba, ubicada en las alturas de los Andes a casi dos horas de la ciudad de Cuzco. Fuentes de la ONG destacaron a Efe "el fichaje" de Casillas para esta misión de ayuda después de la agotadora temporada que disputó el jugador, en donde además de lograr la Eurocopa consiguió un título de liga con el Real Madrid.

Según explicaron desde Plan Internacional, Butragueño participa en este viaje como miembro del patronato de la ONG en España. Casillas, de 27 años, llegó a Perú apenas cinco días después de proclamarse campeón del principal torneo europeo de selecciones, en el que tuvo una excepcional actuación.

Bajo su capitanía, España consiguió hacerse con el título continental por primera vez en 44 años, rompiendo además un maleficio que impedía al cuadro ibérico clasificarse más allá de cuartos de final en todos los campeonatos en los que participaba.