Arañazo al líder cuando más duele

Un gol de Cazorla en los minutos finales le quita dos puntos al Real Madrid cuando ya daba por bueno el 1-0 logrado por Benzema.





Arrancar un partido en el Santiago Bernabéu y que el equipo visitante no marque o se acerque a ello parece que se ha convertido en algo tan cotidiano como que suenen las alineaciones antes del inicio o que se escuche el himno del Real Madrid. Pasó el miércoles ante el CSKA, en un balón que se fue all cielo, y volvió a pasar ante el Málaga. Por suerte para los de Mourinho, el balón de Rondón tampoco se coló. Eso sí, obligó a Casillas a mancharse la camiseta a los cuatro minutos de encuentro. Todo un síntoma a corregir. No la parada de Iker sino la concesión de la tempranera ocasión nuestra de cada partido.

Tras el aviso del Málaga, le llegó el turno de réplica al Real Madrid. No era un debate entre gobierno y oposición, pero Cristiano se encontró con la misma respuesta que Rondón en la primera, parada del portero. Esta vez fue Willy el que aguantó bien de pie cuando el delantero portugués intentó superarle en un balón a media altura. El portero rechazó mancharse la camiseta tan pronto. Igual por eso acertó. Si hubiera ido al suelo habría salido escaldado por Cristiano.

Lo cierto es que el control del partido iba por ráfagas, como el viento. A ratos la tocaba más el Madrid, más directo que sobador, otras veces era el Málaga, éste con más ganas de amasarla que de comérsela a la primera. Ahí lucían Isco y Cazorla por un lado, mientras que en el Madrid era Kaká el que focalizaba el amor-odio del Bernabéu. Si se dejaba el alma al intentar recuperar un balón, aplauso. Si fallaba en un pase o a la hora de sacar una contra, pitos. Así es su relación a día de hoy con el estadio blanco.


Ficha Técnica

Real Madrid 1: Casillas; Lass, Pepe, Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi; Kaká (Callejón 66’), Özil (Granero 85’), Cristiano y Benzema (Higuaín 86’)

Málaga 1: Caballero, Sergio, Weligton, Mathijsen, Monreal; Camacho, Demichelis; Joaquín (Seba 70’), Isco (Van Nistelrooy 57’), Cazorla y Rondón (Eliseu 57’)

Goles: 1-0 Benzema (36’), 1-1 Cazorla (91’)

Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Sergio Sánchez, Khedira, Pepe

Estadio: Santiago Bernabéu (80.000 espectadores)

En medio de ver cuál de los dos equipos daba el golpe de gracia, Cristiano Ronaldo se empeñó en protagonizar varias carreras de esas que no valen mucho a ojos de un espectador neutral, pero que suponen el mejor de los oros para el Bernabéu, que premió su cansado esfuerzo. De las botas de Cristiano, precisamente, salió el primer gol del partido. Un centro desde la izquierda con esa particular caída que CR7 le aplica al balón encontró la testa pelada de Benzema en el segundo palo. Un regalo imposible de rechazar. Willy ya vio el balón dentro cuando se dio cuenta que no tenía ningún defensa para tapar el agujero. Karim puso la testa y la sonrisa en las gradas. El Madrid se adelantaba en medio de la igualdad.

Los papeles entre ambos equipos se intercambiaban a toda velocidad. Tan pronto dominaba uno como lo hacía el otro. El Madrid comenzó a vivir feliz en su papel de mejor contragolpeador del mundo. Quizá por eso el Málaga no terminaba de lanzarse a dentellada abierta  a por los blancos. El miedo a que Cristiano, Benzema u Özil realizaran de  sus espectaculares galopadas lo impedía. A pesar de ello, la ocasión más clara en los 20 primeros minutos de partido del segundo acto la tuvo Cristiano a pase de Kaká. Todo el estadio cantó el gol. También Mourinho. Sin embargo, una mano sensacional de Willy lo evitó.

El Madrid no estaba arrollando al Málaga, cierto, pero sí que estaba siendo superior. Al menos en las ocasiones que se comenzaban a generar con el paso de los minutos. Lo más llamativo es que la cosa sólo fuera 1-0. Llamativo y raro. Máxime después de un jugadón tremendo de Özil en el que dejó atrás a varios contrarios y que Benzema afeó enviando el balón fuera. Hubiera sido el gol de la jornada. Bien le hubiera venido a los blancos conseguirlo, porque en los instantes finales un golazo de falta de Cazorla le quitó a los blancos dos puntos del partido y, por ende, otros tantos respecto al Barcelona. La renta es amplia, ocho puntos, pero el mal sabor de boca al buen madridista no se lo quita nadie.