El Real Madrid machaca al Apoel de la mano de Benzema, Kaká y Marcelo

Los blancos se impusieron por 0-3 y dejan casi sentenciado su pase a semifinales de la Champions.





No hacía falta tener un conocimiento muy extenso del fútbol chipriota para intuir que el Apoel de Nicosia iba a jugar con la bombona de oxigeno durante todo el partido ante el Real Madrid. Todo su juego ante los de Mourinho se iba a basar más en lo que pudieran dar de sí sus pulmones, que en su mejor o peor acierto con la pelota, más que nada porque hasta ellos mismos sabían que tenerla la iban a tener muy poquito. El guión no hubiera dado para un Óscar por falta de improvisación, aunque sí por entrega y brega.

Como Mourinho también se había leído el guión sacó de inicio a Sahin para intentar dotar de más fútbol el juego de su equipo. El turco iba a vivir de la pelota, que iba a ser seguro patrimonio del Real Madrid. Con el balón en posesión siempre se sufre menos que corriendo detrás de él. Como el Apoel ni quería ni podía dominar más de 10 segundos el cuero, fue el Madrid el que lo agarró desde el principio. Bien es cierto que con bastante falta de profundidad y, sobre todo velocidad de balón, ante un equipo agazapado firmando antes de que el árbitro pitara el 0-0.

De la primera parte del Madrid poco se puede decir. Dominador, sí. Arrasador, no. Y eso que Sahin, aun falto de ritmo (cuando esté bien, mucho ojo con este futbolista), se inventó dos grandes asistencias de gol. En la primera de ellas, Cristiano le pegó escorado y con la zurda, dos condiciones nada positivas para marcar. Y aun así tuvo que desmelenar a Chiotis para detener su remate. La segunda de Sahin fue todavía  mejor, ya que le metió un pase de la muerte que Benzema no crucificó porque la mandó alta a menos de dos metros de la portería. Era la definición perfecta de la jugada con la que el aficionado se termina por preguntar, ¿cómo ha podido fallar eso?


Sin embargo, parecía que sería cuestión de tiempo que el Madrid abriera la lata. El Apoel cada vez llegaba más tarde a las coberturas, le costaba tapar más a los jugadores del Real Madrid y sólo la divinidad podía protegerle de no perder el partido. Eso sí, Mourinho tuvo que tirar de su par de brasileños, Kaká y Marcelo, para hacer efectivo un dominio al que faltaba pegada.

APOEL Nicosia 0: Chiotis; Paulo Jorge, Oliveira (Kaká, min. 13), Poursaitides, Boaventura; Charalambides, Helio Pinto (Solari, min. 72), Nuno Morais, Alexandrou (Hélder Sousa, min. 46); Ailton, Trickovski.

REAL MADRID 3: Casillas; Pepe, Sergio Ramos, Coentrao (Marcelo, min. 64), Arbeloa; Sahin (Granero, min. 84), Khedira, Özil; Cristiano Ronaldo, Benzema, Higuain (Kaká, min. 64).

GOLES: 0-1, min. 74: Benzema. 0-2, min. 82: Kaká. 0-3, min. 90: Benzema.

ÁRBITRO: Felix Brych (ALE).

ESTADIO: GSP Stadium

Fueron precisamente los cariocas los que terminaron por dinamitar el partido junto con Benzema. El francés había fallado un gol que ni él mismo se creía hacía pocos minutos, sin embargo, supo reponerse de la mejor forma, viendo portería. Y lo hizo porque Kaká se sacó un pase perfecto desde la banda que encontró la testa del francés. Karim se tiró en plancha, como ese gato que araña cuando le provocan, para meterse él mismo casi con el cuero en el interior de la portería local. Ahí se desvirgó el Apoel, y fue el principio del fin para el equipo chipriota.

Apenas estuvo 30 minutos sobre el terreno de juego, pero en ese rato a Marcelo le valió para ganarse los elogios de cualquier analista del fútbol que lo compare con Coentrao. Mientras el portugués se limitó a contener, Marcelo fue a morder. Buscó su particular danza, esa que le permite correr la banda como el más veloz de los antílopes. De hecho, una de sus cabalgadas finalizó en el gol de Kaká porque no quiso provocar un penalti, y porque tuvo la habilidad de centrar casi desde el suelo. Jamás dos cambios estuvieron mejor realizados que los de Mourinho en el día de hoy.

El 0-2 mató definitivamente al Apoel. Los chipriotas habían sudado para mantener al Madrid lo más lejos posible de su portería. Aguantaron hasta que Marcelo y Kaká comenzaron su particular baile. Una danza a la que se sumó también Benzema con su segundo gol en el partido, tras aprovechar un pase torero de Özil con el exterior de la bota. Esta vez sí, el 0-3 suponía el pasaporte definitivo para un Apoel combativo que nada pudo ofrecer más que pulmones para hacer frente al Madrid. La vuelta de cuartos se presenta como un mero trámite en el Bernabéu. Se diga lo que se diga, el Real Madrid ya es equipo de semifinales. La décima pasa por ganarle al Bayern…si es que pasa.

 

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