Al final el elegido fue Esteban Granero, de forma que el doble pivote del Madrid estuvo formado por Xabi Alonso y el propio canterano merengue. Un centro del campo de lo más jugón justo en el partido más exigente en lo físico y mental de los últimos tiempos para este equipo. Por lo visto, José Mourinho ha tomado nota de todas las críticas recibidas tras el empate cosechado en el Madrigal, en un partido en el que planteó un trivote inicial que tuvo que modificar a la media hora de juego.
Entonces muchos lo tildaron de defensivo y de miedoso, así que el portugués ha callado a sus detractores saliendo a pecho descubierto en el Reyno de Navarra. Un planteamiento enfocado a tener el balón y el dominio del juego en un partido donde el guión presumía ser justamente lo contrario, un homenaje al músculo. Y lo cierto es que, visto lo visto, el entrenador ha vuelto a acertar con su arriesgada táctica, pues Granero ha sido un complemento magnífico para Alonso y entre los dos han funcionado como el motor que ha impulsado al equipo al triunfo en el Reyno tras cuatro años de sequía. A ver ahora cuántos de sus críticos se quitan el sombrero ante Mourinho...
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