Una ráfaga de Madrid es demasiado

Los blancos jugaron a ratos ante el Apoel pero tiraron de pegada para dar buena cuenta de los chipriotas y meterse en 'semis' de Champions (5-2)





Nadie se esperaba que el Apoel pudiera dar la sorpresa en el Bernabéu. Los chipriotas habían mostrado en la ida sus limitaciones, y en el Bernabéu no iban a tener una pócima mágica que mejorara su rendimiento. Si acaso que el Real Madrid se relajara pensando en las semifinales y el maratón de partidos consecutivos que se avecinan ante Valencia, Atlético de Madrid y Sporting. Sin embargo, ni el Madrid se dejó llevar de forma alarmante (sí lo hizo a ratos) ni el Apoel tuvo la intención, o la capacidad de intentar buscarle las cosquillas a los merengues con algo más que predisposición.

Desde el inicio se vio que el partido sería un trámite con público. El Real Madrid en ningún momento tuvo la necesidad de apretar el acelerador más de la cuenta. Con determinados arranques energéticos de Cristiano, Kaká o Marcelo le sobraba. Además, el portero visitante Urko, declarado culé tras su paso por la cantera del Barcelona, daba la sensación de estar igual de nervioso que si jugara la final de un Mundial. Todo eran errores cada vez que intentaba blocar una pelota. La peor sensación posible para un defensa, floja de por sí, como la del Apoel.

Con el paso del tiempo las diferentes asociaciones en el campo empezaron a florecer. Una de las más rentables siempre es la formada por Cristiano Ronaldo y por Marcelo. Esta vez también se dejaron ver en la creación y materialización. Un centro del brasileño desde su banda encontró la pierna de CR7 en el segundo palo. Un gol sencillito y de colocación, pero que le valía al tridente Benzema-Higuaín-Cristiano para lograr su gol 100 esta temporada. Todo un récord.


Como la cosa iba de activos, Kaká demostró que además de correr y sudar tiene intacto ese golpeo de balón de los elegidos. El brasileño se perfiló y enganchó un disparo colocado que se coló junto al palo. La parábola que describió el cuero fue tan espectacular como el vuelo de un cisne antes de caer. Si la asociación Cristiano-Marcelo es una de las señas de este Madrid, los golpeos con el interior del pie de Kaká al palo largo deberían llevar copyright. La belleza personificada con toque de elegancia. Uno de los goles de la Champions, sin duda.

El riesgo de que el Madrid se desconectara del partido estaba ahí. La relajación de los de Mourinho se fue haciendo más notoria con el paso del tiempo. Los cambios tampoco ayudaron a revolucionar al equipo, que se fue abandonando según se arrimaba el minuto 90. El Apoel, que se dio cuenta de que el Madrid había cogido la almohada antes de tiempo, intentó estirarse más que nunca en toda la eliminatoria. Fruto de ello llegó su primer gol en los 180 minutos, gracias a Manduca, que superó a Casillas en el mano a mano.

Ficha técnica

Real Madrid 5: Casillas; Ramos, Pepe, Varane (Granero 64’), Marcelo (Callejón 46’); Granero, Sahin; Altintop, Kaká, Cristiano; e Higuaín (Di María 54’).

Apoel 2: Urko Pardo, Poursaitides, Paulo Jorge, Kaká, Boaventura, Morais, Pinto (Satsias 77’), Marcinho, Charalambides, Manduca (Adorno 67’) y Ailton (Solari 69’).

Goles: 1-0 Cristiano Ronaldo (26’), 2-0 Kaká (36’), 2-1 Manduca (66’), 3-1 Cristiano Ronaldo (75’), 4-1 Callejón (79’), 4-2 Solari (82’), 5-2 Di María (85’)

Árbitro: Gianluca Rocchi. Amonestó a Poursaitides

Estadio: Santiago Bernabéu (54.627 espectadores)

Eso sí, a pesar de que los blancos ya tenían el pijama, las zapatillas y el batín en la mano, lo cierto es que pólvora le sobra como para marcar goles desde el sofá viendo la televisión. Más aun si en el campo está Cristiano Ronaldo, siempre deseoso de marcar. El portugués volvió a encontrarse con la red en un remate de falta que se coló junto a la escuadra de Urko, que ni la vio. Si había alguna duda, pocas, se disiparon con el cañonazo de CR7. Después de ese gol se sucedieron una serie de acontecimientos que dejaron en mal lugar a Altintop, que cometió un absurdo penalti que le valió a los chipriotas su segundo gol, y en buena estima a Callejón, que saliendo desde el banquillo marcó su habitual gol del chico que vale para todo y que siempre cumple.

Pero si hay que detenerse en algún acontecimiento de los instantes finales es en el señor gol de Di María. Si Benzema marcó en Pamplona un gol de bandera, si Kaká hizo otro soberbio gol hoy, Di María también se apuntó la moda de la clase alta. Simplemente levantar la cabeza cerca de la frontal y ver al portero rival adelantado debe ser una invitación para el todo incluido. No le hizo falta portar pulsera al de Rosario, miró, vio y colocó el balón dónde debía, por encima del portero y en la red. Pura fantasía. Como fantástico será el cruce de semifinales ante el Bayern de Múnich. Eso sí, ahí no habrá pijama, zapatillas ni desconexiones que valgan. Seguro que Mourinho pone a todos en alerta. Se acabaron los paseos y, ahora sí, empieza lo bueno.