Partidazo de altos vuelos

La vorágine de partidos de Liga y Champions en la que anda metido el Real Madrid hace que una resaca tenga que ser tratada con aspirina, máxime porque cada dos-tres días, vuelve otra fiesta en forma de partido. No hay tiempo para sacar pecho, véase clasificación para semifinales de Champions, ni para lamentos en caso de que los hubiera, que de momento no los ha habido de gran magnitud. Ventilado el Apoel y con el Bayern de Múnich en un horizonte que tiene al madridismo revolucionado, toca centrarse en la Liga. Sí, la misma competición que el Madrid lidera y que puede conquistar después de unos añitos sin hacerlo. Por eso, el partido ante el Valencia se presenta como una llamada de atención para aquellos posibles despistados. No hay espacio para el error.

Un Valencia, que aunque esté a 30 puntos de los blancos en el campeonato, es el tercero de Liga y uno de los grandes favoritos a ganar este curso la Europa League. En España es uno de los grandes, y como tal, Mourinho sabe que no lo pondrán nada fácil en el Bernabéu. No habrá perdón ni nada por el estilo, a pesar de la Semana Santa. Será un partido a cañonazos, en el que los blancos deben medir tanto su cabeza como sus piernas. A veces no sólo ganan las botas los partidos. Es un dato a tener en cuenta porque repetir un partido como el del Málaga sería peligro mortal, especialmente después de la bajada de humos que sufrieron algunos tras la paliza blanca en Pamplona (1-5).

A pesar de que Atlético, Sporting, Bayern de Múnich y Barcelona esperan en el horizonte, el Valencia merece su respeto. Un equipo casi más peligroso fuera que en su propia casa y que tiene esa pizca de revancha que ofrecen jugadores como Parejo o Soldado, que militaron en el Real Madrid pero que por unas u otras razones no llegaron a triunfar y tuvieron que salir. La venganza de los ex siempre es peligrosa, aunque se aquí alguien tiene peligro, y no hablo de Clos Gómez, árbitro del partido (ya veremos cómo pita), ese es Cristiano Ronaldo. Bueno y Benzema. También Higuaín. Y Kaká y… ¡Partidazo!