Pérez Montero quiso birlar la Liga del Bernabéu

El colegiado realizó un nefasto arbitraje que por poco le cuesta el partido al Real





Tal y como estaba previsto, el Sporting de Gijón salió a poner el autobús en el Bernabéu y en la primera parte la táctica le dio sus frutos. De hecho, con la colaboración del trencilla, el equipo asturiano incluso se colocó por delante merced a un penalti que sólo Pérez Montero vio. Fue una acción confusa en el área en la que Ramos se lanzó al suelo para rebañar un balón y acabó despejándolo con el pecho, pero el colegiado corrió a señalar el punto de penalti. Ninguna repetición hasta ahora ha conseguido demostrar que el sevillano tocara el balón con la mano, pero si lo hizo, es seguro que no hubo ninguna intención.

Pero ahí no acabó el recital del 'justiciero', porque en el minuto 35 con 0-1 en el electrónico, Canella debió ser expulsado por una fea falta sobre Arbeloa. El lateral zurdo llegó tarde y barrió al internacional español, pero el colegiado se comió el silbato cuando todo el Bernabéu le pedía la justa segunda tarjeta. Fue la segunda acción que marcaba claramente el choque y, curiosamente, las dos favorables al Sporting de Gijón. Antes, en el minuto 27, el árbitro sí había acertado al anular un gol de Higuaín por fuera de juego.

En la segunda parte, le mostró amarilla a Pepe por una falta sobre Trejo, dejando a los dos centrales madridistas con una amonestación. Y en el minuto 60, le enseñó cartulina a Botía por falta sobre Cristiano Ronaldo, cuando se la tenía que haber mostrado mucho antes por sus reiteradas faltas durante todo el partido. Fue la acción previa a un claro penalti sobre Higuaín de Lora, que como no podía ser de otra manera, dejó a Pérez Montero impasible.

En el 65, fuera de juego señalado a Higuaín muy dudoso, pues Damián Suárez podía estar habilitando su posición. No era claro cuanto menos y, en caso de duda, ya se sabe que el colegiado debe dejar jugar. Otra más. Sin olvidar que, poco después, en el minuto 75, le mostró la amarilla a Gálvez por zancadilla a Cristiano Ronaldo. El problema es que debería haber sido también la segunda, porque en el minuto 15 de la primera parte había hecho una acción similar sin amonestación.


No tardó, sin embargo, en expulsar a un jugador visitante. Fue a Canella, por una entrada a destiempo sobre Di María. Segunda amarilla que debió ver cuarenta minutos antes y que le mandaba a la ducha. Por fin cumplía con su deber, pero tarde y mal, como su penosa actuación durante todo el partido. Por fortuna, esta vez no fue suficiente para que los tres puntos se escaparan del Bernabéu. Pero hay motivos de sobra para que el madridismo esté con la mosca detrás de la oreja...