Cristiano, una cabeza de líder

Al Madrid le costó doblegar a un Sporting muy defensivo que aguantó casi 75 minutos en el Bernabéu con el partido empatado...hasta que apareció Cristiano Ronaldo.





Rompiendo la norma habitual de que los primeros minutos en el Bernabéu son casi tan decisivos como los últimos, lo cierto es que los 30 primeros fueron tan insignificantes como aburridos. El Madrid jugaba a paso de tortuga, como si supiera que antes o después el Sporting acabaría cayendo como la fruta madura. Los de Clemente, fieles al estilo de su técnico, defendían como perros de presa, todos muy juntos y con alguna salida esporádica. Un guión de previa de partido de Champions para el Madrid y de lo que ha sido toda su vida como entrenador Clemente.

Como con el balón en movimiento apenas había nada reseñable, la aparición de Pérez Montero en el partido avivó la cosa. En una de las pocas arrancadas visitantes, Sergio Ramos intentó llevarse una pelota a ras de suelo. Fue tan justo al corte, que tocó el balón con la mano. Al Sporting le había tocado la lotería, un acercamiento y un penalti. De las Cuevas, el mismo que le dio a los asturianos la victoria el año pasado, anotó el tiro desde los 11 metros por el centro. Si Iker no se hubiera movido, el balón le habría dado en la tripa.

Aunque pudiera sonar paradójico, el silbato de Pérez Montero le dio otro ritmo al partido. En primer lugar porque le perdonó una expulsión clamorosa por doble amarilla a Canella. Ahí se encendió la gente, que había estado medianamente tranquila, y que sólo se había alterado con un fallo bastante importante de Arbeloa que salvó Casillas. Con la gente encendida, el encuentro cambió de ritmo. Pérez Montero había ayudado con su pésimo error.


Como de error garrafal se puede calificar lo que hizo Moisés en un centro al área del Madrid. El defensa se agachó incomprensiblemente cuando tenía todo para despejar un balón de cabeza. No sabemos si porque se la pidió su portero o porque tuvo inspiración divina. Sea como fuere, lo cierto es que Higuaín aprovechó el regalo para meter la cabeza e igualar el partido. Había más goles que juego, sí, pero la inercia parecía favorable a los de Mourinho.

Ficha técnica

Real Madrid 3: Casillas, Arbeloa, Sergio Ramos, Pepe, Marcelo, Sahin (Benzema 46’), Khedira, Callejón (Di María 46’), Özil, Cristiano e Higuaín (Granero 75’)

Sporting 1: Juan Pablo, Gálvez, Botía, I. Hernández (Ricardo 46’), Canella, Moisés, Lora, Damián Suárez, Trejo, De las Cuevas (Colunga 66’) y Sangoy (André 56’)

Goles: 0-1 De las Cuevas (30’ p), 1-1 Higuaín (37’), 2-1 Cristiano (74’), 3-1 Benzema (80’)

Árbitro: Pérez Montero. Amonestó a Trejo, Ramos, Canella, Cuéllar, Pepe, Botía, Juan Pablo, Gálvez. Expulsó a Canella.

Estadio: Santiago Bernabéu (70.000 espectadores)

La falta de velocidad en ataque de los blancos  hizo que Mourinho tuviera que mover piezas tras el descanso. Sahin y Callejón se quedaron en la ducha y Benzema y Di María entraron al campo. La idea era dotar de más velocidad y toque las inmediaciones del área del Sporting. Lo cierto es que los asturianos tampoco estaban especialmente acosados. El Madrid dominaba y les tenía aculados en su área, pero las ocasiones de gol brillaban por su ausencia. Excesivo balón largo y cada ataque era un embudo que solía morir en tiros fuera o en despejes de la defensa. Poco bagaje cuando en el campo se juntaban Cristiano, Özil, Higuaín y Benzema.

Eso sí, para el Real Madrid contar con el as en la manga de Cristiano Ronaldo es un seguro de vida. Es el policía de los ladrones, el correcaminos del coyote y el Stalone de Rocky a la vez. Es la cara buena del Madrid juegue bien o juegue mal. Con el Bernabéu entrado en nervios y próximos al minuto 75, con lo que ello conlleva, un testarazo del Bota de Oro a pase de Di María le valió a los blancos el segundo. El misterio fue tal que incluso después de rozar el poste parecía que el balón no entraría, pero sí que lo hizo. Ahora sí, la gente estalló. De alegría y de alivio.

Con las cosas en su sitio, el Real Madrid arriba en el marcador, los blancos se destensaron. El Sporting no dio sensación de peligro en ningún momento, pero las apreturas del marcador eran su mejor arma ante un Madrid regular. Eso sí, con la dinamita que tenía Mourinho en el campo raro era que no hubiera explosión en forma de gol en cualquier momento. Y ésta llegó en un balón interior que Benzema recibió y acomodó en el palo largo. Ahí ya sí que se acabó el Sporting, no porque antes hubiera intimidado, sino porque ver a los de Clemente haciendo dos goles en el Bernabéu era un sueño. O más bien un milagro. El Madrid cumplió ante los asturianos, Cristiano no vio tarjeta y estará ante el Barcelona, pero sobre todo, su cabeza fue de oro para acabar con el Sporting.