Tal día como hoy, hace diez años, el Real Madrid daba un golpe sobre la mesa en el Camp Nou para dejar encarrilado el pase a la final de la Liga de Campeones de 2002. Aquel día, en Sant Jordi, el equipo blanco aguaba la fiesta a los azulgrana con un 0-2 histórico que significaba un paso de gigante para jugar una final que más tarde se convertiría en la Novena Copa de Europa. Dos goles, de Zidane y McManaman, dejaban el pase casi sentenciado y demostraban que el Rey de Europa era, es y será blanco.
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