El Bernabéu arropó al equipo hasta el final

El estadio blanco animó como nunca, pero no pudo llevar al equipo a la final





Presidido por un gran mosaico del mítico Juanito desde el fondo sur, y miles de banderas blancas en los asientos, el Bernabéu comenzó a jugar su particular partido antes de que la pelota se pusiera en movimiento. Era difícil incluso escucharse sobre el campo, el ruido era ensordecedor.

El Bernabéu volvió a ser el jugador número 12 del Real Madrid, animando sin parar a un equipo, el de Mourinho, que se vio respaldado en todo momento por su gente, sabedora que la final de la Champions también dependía de sus gargantas. Finalmente, la complicidad entre grada y equipo fue tan perfecta que el marcador fue acorde a su comunión en los primeros minutos. Sin embargo, al final el equipo se desinfló y dejó que partido derivara en un choque lleno de tensión en el que todo salió cruz. Una pena para el madridismo.