El partido de este domingo era su tercer partido como visitante en Chamartín. En temporadas anteriores ya había llegado al feudo madridista como entrenador rival, en ambos casos dirigiendo al Getafe y en ambos casos cayendo con claridad, por 2-0 y 4-0. Con el Sevilla no cambió la tónica, y Míchel volvió a ver desde el banquillo cómo un equipo suyo mordía el polvo ante el club de su vida.
De hecho, ni tan siquiera como local ha logrado el madrileño hacer daño a los blancos, ya que en dos partidos como local ante el Madrid, ambos con el Getafe, también cayó por 2-3 y 2-4 respectivamente. El reto de ganar al Real Madrid y demostrar que puede ser un candidato al banquillo del Bernabéu sigue pendiente para Míchel. Y que así siga en el futuro...
DEJA TU COMENTARIO