El Madrid tuvo la suerte del campeón

Los blancos se impusieron por 1-2 en Granada con un gol de Cristiano Ronaldo y otro de Cortés en propia puerta en el minuto 92. El récord de puntos en Liga, a tiro para la última jornada.





Se dice que después de una gran fiesta suele llegar una gran resaca. Después de la victoria en Bilbao y la consecuente materialización del título de Liga el rendimiento del Real Madrid era una incógnita. Máxime por las alturas de temporada en la que nos encontrábamos y, también, porque era el turno de varios de los menos habituales, con lo que eso supone de falta de compenetración, ritmo, estado físico y demás menesteres que afectan al rendimiento de un futbolista profesional.

Desde luego, la entrada al campo del Real Madrid fue mala. Se podría decir que deficiente. Que un equipo como el Granada, que pelea por no tomar ese fatídico ascensor que sólo hace bajar escalones, marque en el minuto cuatro de partido de la forma en la que lo hizo no deja en buen lugar a los jugadores del Real Madrid. Primero falló Marcelo, dejando espacio a su espalda tras perder un balón para que el metro de Madrid pudiera pasear todos sus vagones sin problema, y luego Carvalho resbaló en el momento menos oportuno, al ir al cruce. El regalo de la casa lo aprovechó Jara, que encontró entre las piernas de Adán un boquete que si habláramos de un calcetín lo calificaríamos de tomate. Total, 1-0 y panorama oscuro, como la camiseta de los hombres de Mourinho. Si el Granada no marcó el segundo tanto un par de minutos después fue porque Ighalo falló y porque Marcelo acertó a despejar un balón que ya estaba firmado como gol. Lo dicho, arranque deficiente. De suspenso en toda regla.

Si este Real Madrid se ha definido con una palabra a largo de la temporada esa es velocidad. Justo la característica que se echó en falta durante todo el primer acto. Sahin y Granero parecían dos guardias de tráfico, pasaban y movían, pero tan lento que el Granada no se desorganizaba. Así era difícil sorprender a un equipo que se defendía simplemente con orden. No necesitaba dar una mala patada ni nada por el estilo. Demasiado pelotazo en largo y poco desborde. Kaká no terminaba de entrar en juego y Di María perdía cada balón que mandaba al área. Conclusión, con un buen arranque al Granada le bastaba para ganarle al Madrid. La cara de Mourinho, a pesar de que el título dejó de estar en juego, era de llamada a filas en el vestuario. Y con razón.


Las miradas de Mourinho habían hablado y sus manos ejecutaron en el descanso lo que se esperaba, movimiento. Xabi Alonso e Higuaín al campo y Kaká y Sahin al banquillo. Era de esperar que con la charla del portugués, los cambios y el orgullo propio de un equipo que no podía perder la oportunidad de hacer 100 puntos esta campaña en Liga, el Madrid mejorara la malísima primera parte que había jugado.

Ficha Técnica

Granada 1: J.Cesar; Cortés, I. Lopez, B.Gomez, Siqueira: Moisés Hurtado, M. Rico; D.Benitez (Bermejo 87’), Martins (Gómez 73’), Jara e Ighalo (Geijo 85’)

Real Madrid 2: Adán; Albiol, Varane, Carvalho, Marcelo, Sahin (Xabi Alonso 46’), Granero, Di María (Callejón 58’), Kaká (Higuaín 46’), Cristiano y Benzema

Goles: 1-0 Jara (4’), 1-1 Cristiano Ronaldo (p. 80’), 1-2 Cortés (p.p 92’)

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Albiol, Jara, Higuaín, Xabi, Cortés, Borja y Moisés. Expulsó a Siqueira y Moises a la finalización del partido.

Estadio: Los Cármenes (22.000 espectadores)

Sin demasiada fluidez, lo cierto es que el Real Madrid se adueñó de la pelota y empezó a mandar como debería haberlo hecho desde el arranque del partido. Xabi Alonso mandó más que Sahin,  Higuaín se movió más que Kaká. Sólo con eso, las ocasiones empezaron a caer del lado blanco. Cristiano tuvo dos casi consecutivas, en la primera se equivocó al intentar meter un gol con la pierna cuando lo más fácil hubiera sido hacerlo con la cabeza y en la segunda se topó con Julio César en un disparo con poco ángulo. Fueron dos avisos del portugués, que a la tercera encontró premio. Esa recompensa llegó desde el punto de penalti por un agarrón claro sobre él mismo. Después de fallar en la tanda ante el Bayern y de marrar en Bilbao, CR7 no podía permitirse un tercer error. Suave, con el interior del pie y engañando al portero. Igualdad y a por el segundo, gritó el Madrid.

El tiempo pasaba y el Granada sobrevivía con la igualada. El Madrid lo intentaba, peleaba, y corría tres veces más de lo que lo había hecho en el primer acto. Y el gol llegó. De la forma más cruel para los locales, bien es cierto, pero llegó. Un balón cruzado al área por Benzema no encontró el remate de Higuaín, que se quedó con el molde, pero sí la pierna de Cortés que en un mal despeje se metió el balón en su portería. Ahí se hundió el Granada y su gente. Como si les hubieran clavado un puñal con herida mortal. El Real Madrid, por el contrario, logró el tanto que le permite optar a lograr la mayor puntuación en la historia de la Liga. Es lo que se conoce como la suerte del campeón. Esta vez sí, con todas las letras.