Pocas apostaban por él cuando llegó en el mercado de invierno de la campaña 2006-2007. Su juventud e inexperiencia no fueron impedimento para que poco a poco fuera adaptándose al Real Madrid. Tras un par de años algo renqueantes, Marcelo se ha consagrado definitivamente en el lateral zurdo.
Su participación es clave no sólo por ser ahora sí un buen defensa, sino sobre todo por su capacidad para llegar con peligro a la línea de fondo rival. El ex de Fluminense tiene algo que pocos jugadores son capaces de dar: es un futbolista imprevisible. Es capaz de 'tirar' un caño en el pico del área, de regatear hacia dentro y disparar con la derecha y sobre todo de poner centros medidos desde el flanco zurdo.
Pero no sólo futbolísticamente es un hombre fundamental, también lo es en el vestuario; su carácter afable y divertido une al vestuario en los momentos difíciles. Se le encomendó la difícil tarea de sustituir a Roberto Carlos y bien que lo está consiguiendo. Ayer le llegó un premio que aunque inesperado siempre lo recordará con cariño, la capitanía del Real Madrid.
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