Despedida a 100 por hora

El Real Madrid no tuvo problemas para golear al Mallorca en el Bernabéu con goles de Cristiano, Benzema y dos de Özil (4-1).





Había pocas dudas de que el Real Madrid iba a salir a por el Mallorca como si le fuera la vida en ello. El título ya lo tenía en el bolsillo, Cibeles lo había celebrado, pero el Bernabéu merecía un disfrute primero sobre el césped y con la pelota en juego y, posteriormente, con la grada y los fuegos artificiales. Aunque no lo pareciera, el que se jugaba más en el partido era el Mallorca.

Los de Caparrós tenían la opción de jugar en Europa el próximo curso. Eso sí, en su contra estaba que enfrente tenía al campeón, que Cristiano no veía imposible hacer cinco goles para llevarse el pichichi y que el récord de puntuación de la Liga pasaba por ganarle a los de Caparrós. Motivos de peso para salir a tope desde el inicio y marcar territorio. Apenas pasaron 7 minutos de encuentro, y el Mallorca ya estaba aculado en tablas. No porque quisiera, sino porque el Madrid le obligaba. De hecho, Higuaín vio como le anulaban un gol legal por supuesto fuera de juego. Alguno se acordó en ese momento del famoso villarato, hoy que el presidente de la RFEF pisaba el palco del Bernabéu para entregar el título de Liga al equipo blanco. Eso sí, el gol estaba al llegar, y ni siquiera Caparrós confiaba en mantener el 0-0 más allá de los primeros 30 minutos.

Fueron 18 los minutos que transcurrieron hasta que los blancos abrieron la lata. Y lo hicieron con su llave maestra, la que tantas veces ha utilizado esta campaña, la de Cristiano Ronaldo. El portugués saltó más que nadie, y cabeceó un balón que venía bien alto al fondo de la red de la portería local. Eso sí, nada de celebración. Cristiano se fue como loco a por el balón y lo devolvió al centro del campo. No se le olvidaba que estaba a cuatro goles de volver a ganar el pichichi. Él creía en el milagro. Y su competitividad también.


El Mallorca entró en estado máximo de indefensión. El Real Madrid tocaba y mandaba. Incluso se gustaba. Tanto estaba moviéndose el balón, que era imposible que el Mallorca llegara a cogerlo antes de que los de Mourinho lo hubieran soltado. Con esa precisión y velocidad llegó el segundo tanto, obra de Benzema, tras un pase de Higuaín. El tridente volvía a entrar en acción. Y lo hacía de la forma que mejor suele hacerlo, metiendo el cuchillo en la mantequilla, en este caso, la puerta del Mallorca.

FichaTécnica

Real Madrid 4: Casillas; Arbeloa (Albiol 42’), Pepe, Sergio Ramos, Marcelo (Coentrao 75’); Khedira, Xabi Alonso; Cristiano Ronaldo, Benzema, Ozil; Higuaín (Higuaín 66’)

Mallorca 1: Aouate (Calatayud 80’), Cendrós, Ramis, Chico, Cáceres, Martí, Pina, Bigas (Tissone 53’), Castro, Pereira (Alfaro 46’) y Víctor

Goles: 1-0 Cristiano (18’), 2-0 Benzema (22’), 3-0 Özil (49’), 3-1 Castro (52’), 4-1 Özil (57’)

Árbitro: González González. Amonestó a Castro

Estadio: Santiago Bernabéu (80.000 espectadores)

Las oportunidades del equipo visitante pasaban por una posible relajación de los blancos. Una apuesta demasiado arriesgada teniendo en cuenta que no era el mejor día para que los blancos se echaran a dormir, en el último partido de la temporada en casa y con el aliciente de lograr los 100 puntos y aumentar su casillero de goles totales. Y menos aun cuando el Madrid decidió poner punto y final a las ilusiones de los de Caparrós con el tanto de Özil al rematar un balón con un efecto casi imposible. Le salía bien hasta eso hoy a los blancos.

Iker Casillas era un espectador de lujo sobre la hierba. Eso sí, el Mallorca tuvo una efectividad casi plena. Castro cazó uno de los pocos balones que llegaron a la parcela ofensiva del equipo bermellón y lo clavó en la red con un tiro duro y seco. Un simple espejismo, porque el Madrid apenas tardó apenas cinco minutos en devolver a los visitantes a la cruda realidad. Y volvió a ser Mesut Özil. Esta vez colocándolo en la red tras pase de Marcelo. Doblete y fin de la ilusión para los  bermellones. Y 121 goles de los blancos en el campeonato. Casi nada.

Los minutos finales sirvieron para que el público disfrutara más que del fútbol, del título. El grito de ‘campeones, campeones’, los recuerdos a Villar y el Barcelona e incluso el gol del Rayo Vallecano sirvieron para ponerle aún más dulce a un título histórico cargado de puntos y goles. La Liga más merengue jamás vivida.