15 de mayo, San Zidane

Este martes se cumplen diez años de la última Champions blanca, la Novena





 

Españoles y alemanes se veían las caras en el Hampden Park de Glasgow (Escocia), el mismo escenario donde el Real Madrid había realizado el mejor partido de clubes que se recuerda en la historia europea. Fue un 7-3 sobre el Eintracht de Frankfurt en la temporada 1959/60. Por lo tanto, un lugar especial para el madridismo que se terminó por confirmar como mágico hoy hace diez años. Porque el Real Madrid se impuso a su rival por 2-1 logrando la 'Novena' Copa de Europa y, además, haciéndolo de una manera muy especial.

Tras eliminar al Bayern de Munich en los cuartos de final y en las semifinales al Barcelona, los blancos se plantaban en su tercera final en cuatro años. Enfrente estaba la gran revelación de la temporada, un Bayer de Leverkusen liderado por la estella alemana Michael Ballack, el turco Yildiray Basturk y el brasileño Lucio. El conjunto de las aspirinas había eliminado con anterioridad al Liverpool y al Manchester United, por lo que se había ganado el respeto de todo el continente y hacía que el Madrid llegara al encuentro con cautela.

Sin embargo, todo se puso de cara para los blancos, gracias a un gol de Raúl en el minuto 8 tras aprovechar una pillería de Roberto Carlos con un potente saque de banda. Alegría que duraría poco, porque Lucio igualaba la contienda solo cinco minutos después merced a un cabezado tras el saque de una falta desde la izquierda del área. El partido estaba empatado y la igualdad era máxima, pues el Bayer llevaba mucho peligro a la portería defendida por César.


Hasta que llegó el minuto 44. Los dos equipos ya empezaban a pensar en el descanso. De pronto, Roberto Carlos pasó el balón a Solari en la banda izquierda y el argentino le devolvió la pared con una pelota profunda. El brasileño corrió con su velocidad habitual para ganar la línea de fondo y salvó el esférico como pudo, haciendo un centro que fue muy llovido a la frontal del área rival. Allí esperaba Zinedine Zidane, el genio madridista. El jugador que había costado más de 70 millones de euros y que había hecho historia ganando el Mundial y la Eurocopa con Francia.

Un balón casi imposible de aprovechar, a pesar de que estaba solo. Pero el francés elevó su pierna izquierda de manera espectacular, a una altura antinatural. Un recurso inesperado. Y cazó el balón para enganchar una volea impresionante que se colaba en la escuadra de la portería de Butt. Era el 2-1 y un gol que valía una Copa de Europa. Todavía quedarían 45 minutos más de sufrimiento, con lesión de César y cambio por Casillas. El mostoleño también se mostraría como historia viva del club al hacer hasta tres paradas imposibles en los últimos minutos. Pero el partido ya tenía a su leyenda, a Zidane. El autor del mejor gol de todos los tiempos en una final de Champions. Inolvidable, sean diez años los que pasen o toda una vida.

 

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