Sin embargo, todo aquel que conozca a Iker puede estar muy tranquilo, pues sabe que el de Móstoles solo estaba enfadado consigo mismo. Él es el mejor portero del mundo, y en parte ha llegado hasta aquí por la alta exigencia con la que se mide en cada partido. Para Casillas no acabar un partido con la porteria a cero es motivo de enfado, pues sabe que su principal misión es evitar que el rival marque para que sus compañeros no tengan problemas a la hora de ganar los partidos.
Así, el capitán merengue es muy dado a darle vueltas a sus propios errores. El del Manchester City no ha sido el primero ni el último en el que se le verá con cara de circunstancias tan recibir un gol en una acción que considere error suyo. De hecho, su comienzo de temporada no está siendo todo lo bueno que a él le gustaría. Sumando los cuatro duelos de Liga, los dos de Supercopa y el de Champions (siete en total), Casillas ha encajado goles en seis de ellos. Solo ante el Granada (3-0) evitó la alegría del rival, una baja eficacia que le tiene algo cabizbajo.
En total, son 9 tantos recibidos. Cifra alta para un portero acostumbrado a irse de los partidos con la portería inmaculada. De hecho, en la última Eurocopa con España solo recibió una diana en seis choques. Lo cual contrasta con la situación que está viviendo ahora. Es evidente que Iker no está atravesando un buen momento de forma, pero la experiencia indica que es algo transitorio. Porque la auto-exigencia que se impone es máxima y solo es cuestión de tiempo que recupere la confianza habitual. Así lo ha hecho siempre que ha pasado por un momento bajo como ahora y así seguirá ocurriendo en el futuro. Porque por algo es una leyenda viva de este deporte.
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