El luso siempre ha derrochado humanidad y simpatía allá por donde ha ido. Quizás su dureza dentro del campo le ha creado muchos enemigos, pero realmente quién le conoce sólo habla maravillas sobre su manera de ser. Amigo de sus amigos, buen compañero y, como se ha visto, con un gran espíritu solidario, Pepe es un gran ejemplo para la sociedad.
Fuerza, agresividad y defensa de sus colores a muerte en el terreno de juego, y bondad, señorío y solidaridad fuera de él. Un auténtico crack del que el madridismo puede sentirse orgulloso. No sólo es el mejor central del mundo sino que también tiene el corazón más grande del mundo. ¡Grande Pepe!
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