El primer suceso que quiero mencionar es el triste fallecmiento de Rafael Lesmes esta semana. Al igual que Marquitos, fallecido también hace unos meses, Lesmes es historia del madridismo. Sobre él se construyeron cinco Copas de Europa , muchos trofeos más e innumerables partidos que permanecerán escritos con letras doradas en la historia del club.
Además, ya de mayor, siempre andaba con una sonrisa apasionada al explicar las grandes batallas en las que se vió inmerso defendiendo el escudo del conjunto blanco. No son pocos los documentales sobre el Real Madrid en los que aparece Lesmes narrando una jugada, describiendo a un compañero o recordando una anécdota. Un grande con todas las letras. Descanse en Paz.
El segundo hecho que llamó mi atención es que en las redes sociales percibo, incluso en círculos madridistas, cierto desprecio a la figura de Iker Casillas por ciertas actuaciones menos brillantes de lo habitual que viene ofreciéndonos en los últimos meses. He llegado a escuchar que se ha acomodado, que merece ser suplente, que no está comprometido o que el club debe buscarle una salida.
Mi compañero Jaime ya lo advirtió hace algunos días y suscribo punto por punto sus palabras. Nos ha acostumbrado a tantos milagros que el día que no los hace ya se duda de él. Grave error. Quizá no esté tan fino como la temporada pasada o la década que lleva defendiendo la portería merengue, pero de ahí a querer enterrarle media un abismo. Recuerdo una parada suya en Vallecas y otra en la Supercopa que han resultado decisivas en los dos meses que llevamos de curso. Y las que le quedan...
Porque Casillas, al igual que Lesmes o Marquitos es una leyenda del madridismo y cuando se retire muchos de los que hoy le critican le añorarán. Iker tiene al menos un lustro más para seguir haciendo historia en la portería en la entidad de Concha Espina. Al tiempo.
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