La cara B salvó al Real Madrid

Un gol de Özil de falta en el último minuto de partido le permitió al Madrid lograr el empate a dos definitivo ante los alemanes del Dortmund.





Es posible que el Dortmund no tenga el mismo cartel que otros grandes de Europa. Por nombre y Institución, porque lo que demostraron los alemanes en el Bernabéu es que son un gran bloque, compacto, con sus genialidades arriba y sobre todo, con los conceptos muy claros. Desde el primer momento, los chicos de Klopp tenían claro que había que parar a Xabi Alonso a toda costa. Y en eso se esforzaron todos los jugadores alemanes que caían por esa zona del campo.

Posicionalmente, el Dortmund arrancó en plan dominador. Como si el partido se jugara en su casa (los gritos de los hinchas alemanes que retumbaban en todo el Bernabéu) el equipo alemán se centró en parar a Xabi y presionarle todo lo arriba posible al Real Madrid. Eso sí, sin olvidarse de atacarle, especialmente por los laterales, uno de los problemas endémicos del conjunto blanco, especialmente porque ni Arbeloa ni Ramos jugaron en su posición ideal en el partido. De hecho, el primer gran aviso del partido lo dio Schmelzer, lateral zurdo del Dortmund, que se coló con la velocidad de la luz entre la zaga blanca. Si no marcó fue porque le salió el instinto del defensa de golpear con más fuerza que precisión. Casillas logró sacar esa pelota con reflejos de balonmano.

Si hay algo achacable al Madrid fue la permisividad que tuvieron los hombres de Mourinho en dejarse marcar el gol más primitivo del mundo dos veces en 20 minutos. Una simple prolongación de Lewandowski le permitió a Reus llegar a la frontal del área para encañonar a Casillas. Y eso hizo. Queda la duda de si el portero pudo haber hecho algo más para intentar despejar esa pelota. El caso es que el Dortmund se adelantaba y no era inmerecido. Poco después sería Götze el que volvería a aniquilar a Iker después de otra prolongación aérea de Lewandowski. Lo dicho, dos goles de la época de las cavernas. De los que no se puede permitir encajar un equipo que aspira a todo. Entre los dos goles alemanes fue la cabeza de Pepe la que puso un empate momentáneo tras un centro de Di María. Parecía la única forma en la que el Madrid conseguía meterle el miedo en el cuerpo a los teutones, a base de testosterona, ya que el fútbol en los primeros 45 minutos había brillado por su ausencia.


Ficha Técnica

Real Madrid 2: Casillas, Sergio Ramos, Pepe, Varane, Arbeloa (Kaká 76’), Xabi Alonso, Modric (Essien 46’), Özil, Di María, Cristiano Ronaldo y Higuaín (Callejón 46’)

B.Dortmund 2: Weidenfeller, Subotić, Hummels, Piszczek, Schmelzer, Kehl, Gündoğan (Perisic 79’), Götze (Leitner 92’), Reus (Bender 76’), Grosskreutz y Lewandowski

Goles: 0-1 Reus (27’), 1-1 Pepe (34’), 1-2 Götze (45’), 2-2 Özil (88’)

Árbitro: Cüneyt Çakir. Amonestó a Grosskreutz, Hummels

Estadio: Santiago Bernabéu (74.000 espectadores)

La segunda parte tomó  la pauta del partido jugado en Alemania, más táctica. Eso sí, el Real Madrid, sin hacer un súper partido sí que fue mejor que los alemanes en este tramo de encuentro. Callejón fue el revulsivo al que se intentó agarrar el Real Madrid, y el canterano respondió a las mil maravillas desde el minuto 1 de su particular partido de 45 minutos. De hecho, el colegiado turco le anuló al de Motril un gol legal a todas luces por un inexistente fuera de juego. El árbitro no fue desde luego un buen aliado para el equipo blanco.

Los minutos caían como puñales sobre las espaldas y del Madrid, y los blancos no veían la forma de meterle mano a un equipo alemán bien plantado, pero que ya carecía de la presencia que habían tenido los germanos en el primer acto. Y es que tras ese desgaste era el equipo de Mourinho el que tenía que empujar y acular a los teutones buscando el mal menor, el empate. Cristiano Ronaldo y Callejón lo tuvieron, pero el portero visitante y la falta de puntería impidieron la llegada de la igualada. Un empate que el Madrid buscó hasta el final, y que llegó en un lanzamiento de falta de Özil que sorprendió primero por la identidad del lanzador, y segundo por lo ajustado del mismo. De hecho, la posibilidad de que Weidenfeller pensara que esa bola se perdía por la parte sucia del poste fue del 95%. Su paisano se la jugó bien jugada en esta ocasión. Fue el mal menor para un Madrid de dos caras que salvó el pellejo.