Hubo varias jugadas que podrían haber decantado la balanza en favor del Real Madrid y que Pérez Montero se encargó de equilibrar. La primera, en el minuto 12, un fuera de juego señalado a Özil que no existió. Pero si esto no parecía un error grave, pronto llegaría uno de mayor calibre. Manucho golpeaba con el codo a Ramos en un salto: expulsión de libro, pero el colegiado prefirió sacar únicamente la cartulina amarilla.
En la segunda mitad, cuando más apretaba el Real Madrid, llegaría una nueva jugada polémica. El linier del colegiado andaluz levantaba el banderín señalando fuera de juego de Sergio Ramos. El sevillano, que batió a Dani Hernández, estaba habilitado y los tres hombres en fuera de juego posicional no hicieron intención de ir a por el balón. Un intento de atraco a todas luces (y van tres en tres partidos dirigidos por este árbitro al Real Madrid) que no le salió bien al 'amigo' Pérez Montero.
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