Pero, ese cambio en el juego no ha sido casual. Modric ha dejado a un lado su carácter pusilánime en el terreno de juego, y ha cogido el timón del equipo, no sólo a nivel futbolístico, sino, principalmente a nivel mental.
Al ex del Tottenham se le nota rápidamente cuando está metido en el encuentro; durante los primeros 6 meses de competición, veíamos aun futbolista que se dejaba ver muy poco en el choque. Apenas aparecía, se escondía entre sus compañeros, y no buscaba hacer lo que mejor se le da, asociarse.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, Luka Modric es otro futbolista. El gol de Old Trafford le hizo mucho bien, pero su fútbol ya venía creciendo desde antes. El croata ya venía siendo más constante, solía venir más abajo a recibir, y encontraba con mayor facilidad la asociación con hombres como Mesut Özil.
Su gran partido ante el Real Mallorca, fue la via muestra de que estamos ante un jugador nuevo. Ante la ausencia de Xabi Alonso, decidió dar un paso al frente y coger el mando del Real Madrid. Quizás el mismo sea consciente que al tolosarra le está costando rendir de manera continuada, y por ello se ha mentalizado para ser en estos últimos 3 meses de , uno de los hombres fuertes de Mourinho. La ‘golosina' de la Champions está ahí, y Modric no quiere dejar pasar la oportunidad.
A su mejoría en lo futbolístico, hay que sumarle su peligro ante la portería contraria. En el fútbol, como en la vida, todo es cuestión de confianza, y lo que a principio eran disparos que o bien sacaba el portero o bien se estrellaban en la madera, ahora son auténticos golazos que hacen las delicias de los madridistas. El madridismo está de enhorabuena, Luka Modric ha destapado el tarro de las esencias.
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