Jesé y su golazo, una rúbrica perfecta

Si a alguien le dicen que el que se estaba jugando el estar en la zona noble de la tabla para pelear por el ascenso era el equipo que vestía de blanco y no el que lo hacía de amarillo seguramente se lo hubiera creído. Y es que por intensidad, ganas y juego, el único que expuso corazón fue el filial del Real Madrid, que desde el primer minuto de partido le había advertido a su rival que no se habían presentado al partido para dar un paseo.

Y es que sólo pasaron tres minutos desde que se iniciara el partido para que el Castilla se adelantara en el marcador. Fue además en una acción a balón parado que, tras un saque de esquina, encontró la testa de Casemiro para picar hacia abajo el cuero y encontrarse con la red de la meta visitante. El problema para el Alcorcón es que el Castilla no se quedó ahí, sino que siguió queriendo más. También hay que decir que Pacheco, que después de una temporada plagada de lesiones tuvo el premio de jugar en la portería del Castilla, tuvo un par de buenas intervenciones que mermaron el ánimo de los atacantes del Alcorcón.

Si a los tres minutos el Castilla mandaba, a los 13 la distancia se había hecho más grande. Una internada de Casado por la banda izquierda acabó en una gran pelota atrás que Borja García, llegando desde la media punta, acertó a empalar contra las redes de la meta defendida por Manu. No se había llegado si quiera al minuto 15 de encuentro, y el botín del Castilla ya era de dos goles de diferencia, algo que el Alcorcón psicológicamente pareció no poder asimilar en ningún momento.

Por si esto fuera poco, el Castilla contaba para este partido con la dupla formada por Morata y Jesé, todo un peligro para cualquier defensa. Ambos jugadores jugaron su último partido esta campaña en el Di Stéfano, ya que el europeo Sub21 y el Mundial Sub 20 les esperan, respectivamente. Y ninguno de los dos quiso marcharse sin dejar su particular firma. El primero en hacerlo fue Morata, con una bonita elevación por encima del portero en un balón que le enviaron en largo contra la defensa. Ese 3-0 era la sentencia.

Sin embargo, lo mejor de la tarde llegó en forma de 4-0. Un balón que Jesé Rodríguez recibió escorado a la izquierda le permitió ir dejando contrarios atrás como si de una serie de dibujos animados se tratara. Hasta seis jugadores del Alcorcón se vieron superados en un espacio de no demasiados metros. La hermosa jugada no podía tener mejor final, un toque suave para que el cuero terminara en la red de la portería. De hecho, hasta Florentino Pérez se levantó de su asiento en el palco para aplaudir el golazo del canario. Fue la rúbrica perfecta para un gran partido del que a día de hoy ya es el mejor filial de España, el Real Madrid Castilla.