Modric, el niño que combatía las bombas a balonazos

La dura infancia del que hoy es el mejor centrocampista del mundo


Modric y su mujer en el Balón Oro

Modric y su mujer en el Balón Oro




La guerra incrementó sus ganas de jugar

Las bombas le obligaron a huir de Croacia. El pequeño Luka vivió de hotel en hotel, rodeado de refugiados y pasando hambruna pero el fútbol fue el mejor ‘refugio’ para un niño que estaba destinado a triunfar. Con la ayuda de su padre-que luchó en el frente para salvaguardar la integridad croata-, Luka fue progresando y en uno de los hoteles le recordaban como aquel niño “que rompía ventanas sin cesar a balonazos” mientras la guerra entraba en su pleno apogeo.

Zadar, su ciudad de acogida

El fin de la guerra permitió a los Modric instalarse en Zadar. Su madre encontró trabajo en una empresa textil y su padre Stipe finalizó el servicio militar fue contratado en la base militar de la misma ciudad. Ojeadores del Hadjuk le desecharon pero fue el Dinamo de Zagreb quién le abrió definitivamente las puertas de la gloria. Tras pasar un año cedido en la Liga bosnia, regresó y se convirtió en el mejor talento que había aparecido en los ‘balcanes’ últimamente. Bautizado como el ‘Cruyff’ balcánico, el hoy jugador madridista fue fichado por el Tottenham Hotspur.




Vania y sus hijos, el pilar de su vida

Como jugador del Dinamo conoció a Vanja, una mujer tres años mayor que él pero que terminó por hacerle sentar la cabeza. Economista, Vanja se cruzó en el camino de Luka una tarde de enero en el despacho del representante del hoy madridista. Se conocieron, comenzaron a salir, y 10 años después forman una familia con dos maravillosos hijos. Luka Modric es hoy en día un futbolista famoso, afortunado y uno de los mejores del mundo pero nada sería lo mismo sin aquel balón que rompía ventanas en Croacia mientras las bombas abrasaban el suelo de Zagreb.