Mourinho-Valdano: gestión de conflictos en la empresa





Entre mis muchas virtudes (o defectos, según se mire) está la de ser socio del Real Madrid desde hace ya demasiados años, con lo que soy un fiel seguidor de sus peripecias, tanto en lo futbolístico, como en lo que a la gestión del Club se refiere.

Desde hace tiempo vengo observando un claro distanciamiento y, seguramente, un frontal enfrentamiento, entre  José Mourinho –entrenador- y Jorge Valdano –director general- en declaraciones, posiciones ante determinados problemas (arbitrajes), necesidades respecto a fichajes (delantero centro), planteamientos estratégicos (cantera) y, lo que es más grave para una institución como el Real Madrid, con la presunta indiferencia ante el problema de su máximo dirigente, Florentino Pérez.

Seguramente, si analizamos las causas que han provocado esta situación nos encontraremos con que el fichaje de Mourinho fue idea del presidente y, desde su inicio, no fue aceptado por el director general ya que los celos, la pérdida de poder, el robo de protagonismo y  dos fuertes personalidades, son ingredientes claros para situarnos en el delicado momento actual.

Alguien acostumbrado a mandar, dominar e influir en su jefe (Valdano) se encuentra, de la noche a la mañana, con que parte de sus poderes han sido dados a otro ejecutivo el cual, además, no ha sido elegido por él y, lo más grave, es indomable e inmanejable.


Si a esto añadimos que el “fichaje” sabe hacer muy bien su trabajo, triunfador,  eficiente y eficaz, valiente e, incluso, osado, querido y respetado por los profesionales que trabajan con él (jugadores y cuerpo técnico), odiado por los rivales (competencia) querido por los aficionados (clientes) y los objetivos marcados los va cumpliendo (Liga, Copa del Rey, Champions), la cosa se complica mucho más ya que no hay argumentos suficientes como para malmeter en su contra y conseguir que “el jefe” llegue a prescindir del recién fichado.

Pero el cáncer, el problema, está ahí y un buen gestor de empresas, debe saber afrontarlo.

Y aquí es dónde estoy sorprendido, como profesional de la gestión y como socio del Real Madrid.

Que alguien que posee una categoría profesional como Florentino Pérez (ahí están ACS y su anterior, y casi perfecta, etapa en el Club) no haya tomado cartas en el asunto, es algo que no deja de tenerme perplejo y estupefacto.

¿Cómo se debe reaccionar cuando en una empresa (y el Real Madrid lo es, y muy grande) se encuentra ante un claro enfrentamiento entre dos de sus altos directivos?

Desde mi humilde punto de vista y basándome en mi experiencia, creo que lo primero de todo es analizar cuál de los dos directivos es estratégicamente necesario y prioritario en la estrategia que se ha decido implementar.

Una vez hecha esa valoración, y entendiendo que se tienen que dar oportunidades al cambio, tras tener conversaciones individuales y conjuntas, proponer acuerdos y advertir de que se tomarán severas medidas si la situación no cambia, esperar acontecimientos y ver si evoluciona a mejor.

Lo normal es que, al principio, las aguas vuelvan a su cauce, pero el problema, más tarde o más temprano, volverá a estallar y nuevas dificultades surgirán en cuanto uno de los dos vea el momento oportuno para sacar a la luz los defectos de la gestión contraria.

Normalmente, suele ser el que desde un principio no ha aceptado a su rival el que vuelve a las andadas (Valdano).

Así que, al final, y tras haber dado las adecuadas oportunidades, se acaba por echar a uno de los dos, se “opera el cáncer”, y vuelta a empezar.

El problema es que, cuando al final se toma esa decisión, se ha perdido mucho tiempo, el ambiente se ha enrarecido, los fieles de la persona eliminada se enrocan cada vez más y son mucho mayores las heridas a curar.

Además, los desperfectos que se dejan en el camino, el tiempo perdido, el paso atrás que se produce, tienen difícil o nula recuperación y se tiene que empezar de nuevo desde cero, o casi.

Eso, suponiendo que el elegido para el descarte sea el que, efectivamente, es más dañino para la compañía, y no exista una equivocación irreparable.

Mientras tanto, la competencia (Barcelona F.C.) disfrutando al ver como su máximo enemigo tiene suficientes problemas como para, realmente, poder desbancarle de su posición dominante.

El problema es que quien tiene que decidir, o no quiere, o no le interesa actuar  como debiera. Y en el mundo empresarial el mayor pecado que existe es el de la inacción del avestruz, sobre todo cuando ello afecta y va en contra de un profesional de reconocido prestigio al que se le ha contratado para poder llevar a la empresa a sus más altas metas, como ya ha hecho en otras.

Al igual que mi admirado Alfonso Ussía, tengo muy claro cuál de los dos directivos sobra, ya que en la anterior etapa de don Florentino, el ínclito ejecutivo demostró que sus decisiones y malas influencias nos llevaron a donde no queríamos llegar.

Pero yo, por desgracia, poco más que éste artículo puedo hacer para ayudar a mi querido equipo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Eduardo Vizcaíno de Sas - Consejero Delegado Saville Consulting