Un Clásico para completar el póker

El Real Madrid busca desde este viernes ante el Barcelona en la final de la ACB sumar su cuarto título de la temporada


Real Madrid-Barcelona




El Palacio de los Deportes acoge el primer envite de la final de la ACB entre el Real Madrid y el Barcelona, algo más que habitual en los últimos años, y los hombres de Pablo Laso solo tienen entre ceja y ceja proclamarse campeones para cerrar un año perfecto con un póker de títulos. Los blancos ya se han llevado la Supercopa, la Copa del Rey y, sobre todo, la Euroliga, y ahora pretenden cerrar el círculo con la Liga.

Por tercera vez consecutiva Real Madrid y Barcelona se ven las caras en la final de la ACB, la decimotercera en total desde que se ha creado el nuevo formato de competición. Cada uno ha ganado en seis ocasiones, por lo que este año se romperá la igualdad de títulos que reina entre ambos conjuntos y el ‘Laso Team' quiere despedirse por todo lo alto con un nuevo título.

Eso sí, el Real Madrid debe andarse con cuidado ya que la pasada temporada también partían con ventaja de campo, pero una victoria culé en el primer partido provocó que esa ventaja cambiase de lado para que el Barcelona se acabase llevando el título. Para ello habrá que mejorar algunos apartados, como el rebote defensivo, tal y como ha advertido Pablo Laso a sus jugadores.

Hacerse fuerte en el Palacio debe ser el trampolín del Real Madrid para conseguir el título de campeón, es decir, mantener la línea de la temporada, ya que solo se han cedido dos derrotas en todo el año como locales. Pero es que además, si el ‘Laso Team' consigue las tres victorias que le facilitarían el póker tendrían un doble premio, ya que dejarían al Barcelona sin levantar ni una sola copa.


Ninguno de los dos equipos llega con bajas a la final, por lo que se reunirán sobre la cancha los mejores jugadores del campeonato y se espera que puedan brindar un espectáculo de los buenos. El Real Madrid tiene ante sí el reto de convertirse en un equipo histórico ganando todos los títulos de la temporada y, encima, poder hacerlo ante el máximo rival en una final ya clásica.