El Madrid lo tuvo en su mano...pero no acertó

Los de Laso perdieron en el Palacio ante Olympiacos.


Luka Doncic, basket

Luka Doncic




Como suele suceder cada vez que un equipo griego está delante el partido comenzó ‘duro’. Mucha agresividad en defensa por parte de Olympiacos ante un Madrid que fiaba sus ataques al acierto que pudieran tener Doncic y Thompinks, con seis puntos cada uno a la finalización del primer cuarto. Los de Laso intentaron buscar a Spanoulis en defensa a sabiendas de que el griego es de los que menos da el callo cuando se trata de defender (20-21 min.10).

En el segundo cuarto se vio a un Real Madrid más ‘empanado’. No solo con problemas en el lanzamiento exterior (sólo un 24% de acierto desde el triple) sino también con dificultades para cortar el sorprendente acierto del Olympiacos. La aparición de Felipe Reyes en este cuarto fue un soplo de aire fresco para los de Laso, sin embargo, Thompson y Wiltjer mostraban su inspiración a base de puntos (39-45 min.20).

En el tercer cuarto el Madrid despertó por momentos. Ofensivamente seguían tirando del carro tanto Doncic como Thompkins mientras que Tavares, con cuatro tapones, empezaba a imponer su ley cerca del aro del conjunto madridista. El encuentro se igualó al máximo. De hecho, si no se llegó con empate a la finalización de este periodo fue porque un triple griego sobre la bocina lo evitó (62-65 min.30).  

El inicio del último cuarto permitió ver los mejores minutos del Real Madrid. Un parcial de salida de 9-0, completado con triple de Thompkins tras una pelea bestial por el rebote de Felipe Reyes, levantaba por primera vez de verdad al público del Palacio (71-65 min.32). Fue el mejor momento del equipo de Laso que, sin embargo, no pudo tener la continuidad deseada. El partido llegó al final con el resultado más igualado posible (79-80). El Madrid tenía el balón en su poder y 15 segundos por delante para anotar una canasta que hubiera valido la victoria. Sin embargo, Doncic se resbaló a la hora de penetrar en la zona y, cuando sacó el balón para que Campazzo lanzara un triple desesperado, el tiempo se había terminado. Una derrota dolorosa.