Los de Laso perdieron en casa por 76-80 ante el cuadro italiano.
Con Filomena descargando como nunca sobre Madrid, el parquet del Palacio de los Deportes era un lugar seguro sobre el que no había dudas de la disputa del choque ante el Milán. Un encuentro que le llegaba a los de Pablo Laso tras haber jugado en Tenerife y Andorra, es decir, sin descanso. Un clásico.
Desde el primer momento se vio que este encuentro iba a estar especialmente disputado, sufriendo con cada canasta, cada acción parecía valer cuatro puntos en lugar de cuatro. El Madrid empezó algo soso, dubitativo, sin embargo, poco a poco fue entrando en el mismo gracias a Abalde y a la consistencia de Tavares (18-17, min.10).
El segundo cuarto fue algo más abierto, con más intercambios. Tyus hacía su debut dando descanso a un Tavares que se había pegado (y dominado) con los italianos en ambas zonas (8 puntos y 3 rebotes para el de Cabo Verde al descanso). Laprovittola se entonó en cuanto a anotación y aunque el Madrid perdió el cuarto, al intermedio todo quedó igualado (39-39, min.20).
El tercer cuarto fue un jarro de agua fría para el Madrid. El parcial, 10-22, lo dijo todo (el 2-16 de salida fue sangriento). Nulos en ataque, sin ideas, y superados ampliamente por su rival, los de Laso comenzaron a acusar el cansancio y la falta de acierto, además de las bajas. Los blancos entraron al último cuarto con una misión más que complicada, tratar de levantar una renta en contra de 12 puntos (49-61, min.30).
El equipo de Laso volvió a demostrar eso que tantas veces ha mostrado, el amor propio. Sabía que lo tenía difícil pero aún así le obligó al Milán a ‘currarse’ el triunfo, una victoria que no pudo cerrar hasta los minutos finales por 76-80.
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