Laso explotó en el vestuario contra los árbitros... y contra los jugadores

Se marchó muy cabreado de la pista, tras el pitido final


Pablo Laso

Pablo Laso




Tras acumular una desventaja de 12 puntos, Laso reclamó a sus chicos más intensidad y más ritmo, no le estaba gustando lo que estaba viendo y veía que se les escapaba el partido. Fue entonces cuando se produjo la reacción habitual de los blancos, que se colocaron a 2.

Apretaban el marcador, en lo que parecía un final de infarto. Pero los colegiados no querían evitar sobresaltos. Una falta en ataque a Abalde por aquí, una a Tavares por allá, no vemos otra sobre Deck, y un hachazo a Hanga en un contragolpe no lo consideramos suficiente y se acabó la igualdad.

Eso terminó de irritar al vitoriano, que protestó enérgicamente la acción sobre el húngaro. Quizás porque eran conscientes del robo que acababan de perpetrar, no le señalaron técnica a Laso, porque si no, no hay otra explicación. Pero eso no calmó sus ánimos. (El Madrid lo tiene claro con Vukcevic)

Ya en rueda de prensa habló de "decisiones puntuales" y de "alguna situación que nos ha podido hacer daño", pero dentro de los vestuarios, terminó de explotar. No entendía como otro Clásico más, los colegiados eran protagonistas y siempre decidiendo para el mismo lado.


Bronca a los jugadores

Pero los árbitros no fueron los únicos en los que centró su cabreo, ya que también les cayó bronca a sus jugadores. Laso tuvo la sensación de que no dominaron en ningún momento el ritmo del partido y que siempre fueron a remolque de lo que quería hacer el Barcelona.

Algo que no gustó nada al técnico madridista, que les pidió más intensidad y estar metidos en los partidos. Les dijo que no habían estado concentrados en el encuentro y que sólo se activaron en un par de fogonazos, que el resto estuvieron a verlas venir.

Sabe que esta derrota no es importante, que por el momento, el Madrid ganó el único Clásico que importa, el de la Supercopa en el que estaba el título en juego, pero no quiere más despistes ante el eterno rival, ya que se avecinan los meses decisivos.