Jugar una final nunca es fácil. Da igual que seas el rey de Europa, con jugadores curtidos en mil batallas o el actual campeón de la Euroliga, siempre va a costar arrancar, como demostraron los 2 equipos.
Los primeros minutos, fue un cúmulo de fallos en ambas canastas. Los de Laso se agarraban a un Tavares que empezó colosal con 12 puntos y 7 rebotes, 5 de ellos ofensivos, en el primer cuarto. Por parte de los de Ataman, eran Larkin y Micic los que les mantenían en el partido.
El segundo cuarto, empezaron a entrar en dinámica, aunque sin llegar a ver aro con facilidad. Las defensas se seguían imponiendo el ritmo, mientras los ataques no terminaban de acertar.
Randolph con dos triples y Poirier, dieron un pequeño estirón antes del descanso. Se marchaban a vestuarios los de Laso 6 por arriba, sobre todo cimentados con la intensidad atrás.
Pero no iba a ser fácil, y tras el descanso la figura de Pleiss empezó a crecer. Con Larkin y Micic sin terminar de estar cómodos, el pívot fue fundamental. Llegó hasta los 19 puntos, tomando la responsabilidad. Pese a todo, el Madrid entró en el último cuarto 2 arriba.
Empezaban a pesar los nervios. 10 minutos finales en los que no estaban acertados ninguno de los 2 equipos, con alternativas en el marcador. Mal porcentaje en triples sobre todo de los blancos, que pudo ser clave en el desenlace final.
La última jugada se hizo interminable, con el balón en manos de Micic, y el Madrid gastando las 2 últimas faltas que le quedaban para llegar al bonus. Larkin falló el triple, pero no pudieron cazar el rebote.
Se esfumaron los segundos y el marcador quedó en un cruel 57 a 58. Quizás se jugó mal ese último cuarto, pero aun así, pudieron darle la vuelta al marcador, pero no pudo ser.
La temporada no ha sido fácil para el Madrid, y el sueño de la Euroliga se escapa en los últimos segundos. Aun así, han estado luchando hasta el final, y el año que viene volverán con más ganas.
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