Sito Alonso: "Cuando piense que mi formación ha terminado seré una ruina"





"El día que piense que mi formación ha terminado, seré una ruina", proclama. Es un buen resumen de su trayectoria, 22 años viendo la vida desde un banquillo de baloncesto, desde que con once se hizo cargo de un equipo de críos en la Escuela Compañía de María de Zaragoza gracias a su padre, entrenador del Banco Zaragozano femenino en aquella época.

Hasta hoy, como responsable de uno de los grandes clásicos, el Joventut de Badalona que mañana se enfrenta al Union Olimpia en la Euroliga. "Lo de empezar con once años es una anécdota porque ya con nueve años iba con mi padre a los 'clínics', pero desde entonces nunca he dejado de entrenar. Lo de ser un entrenador joven lo llevo bien porque nadie mira el DNI, ni la nacionalidad y porque la relación con el jugador es de respeto mutuo".

Alonso representa un nuevo modelo de entrenador. Joven, exigente, flexible, global. No tiene demasiados reparos en admitir que la duda forma parte de su trabajo. "De todo se aprende. Procuro formarme cada día, y cuando deje de pensar así, tendré un problema, y espero que alguien venga, me dé una colleja y me diga que espabile. Muchas veces hay dudas, pero lo importante es no perder tu filosofía, aprovechar cualquier conocimiento para probar, intentar, ensayar. Equivocarte, incluso. Si no, sería horrible", asegura.

UN SUEÑO CUMPLIDO


Alonso se considera un "afortunado" por haber "cumplido un sueño que ni siquiera imaginaba", pero su llegada al cargo, apenas un par de horas después de la despedida de su predecesor, Aíto García Reneses, no le hace pensar más allá del próximo partido. "Me preocupo sólo de mejorar día a día. Cuando me preocupe de otra cosa, me pegaré una leche tremenda".

Amante de otros deportes, nadador hasta los 16 años, Sito Alonso procura ser una esponja, aprender "de los rivales, los vídeos, de otros entrenadores, otros jugadores, otros deportes". Del balonmano y el fútbol, "algo de estrategia. "Y de la natación y el atletismo, el instinto de superación, la soledad del trabajo, esa dureza psicológica, ese poder mental del que deberíamos aprender mucho".

Más allá de su padre, primer maestro deportivo, Alonso repasa a entrenadores como "Aíto, Manel Comas o Ranko Zeravica" como grandes referencias. En la NBA se fijaba "más antes que ahora, porque allí se ha pasado del equipo a los referentes individuales". Con el balón en las manos, en cambio, su "obsesión" fue Drazen Petrovic.

La figura de Sito Alonso resume el cambio experimentado por el Joventut, campeón de la Copa del Rey y la ULEB el año pasado bajo la batuta de Rudy Fernández en la pista ("el mejor de Europa la temporada pasada") y Aíto en el banquillo. Ahora, Ricky manda en el parqué y Sito es el entrenador.

"El año pasado había un grupo que llevaba una trayectoria de cinco años. Este es el primer año de un nuevo ciclo y estas temporadas suelen ser complicadas, pero no debemos renunciar a nada. Sólo mejorar cada día", sostiene.

Satisfecho con la capacidad de mejora de su equipo -"si miras el primer partido en casa ante Estudiantes y el último ante el Tau, no tienen nada que ver"-, el técnico verdinegro pelea contra la maldición de las lesiones. Ricky Rubio aún no ha jugado, Pops Mensah-Bonsu está prácticamente fuera del club y Mallet será baja al menos durante un par de partidos.

"Nunca imaginé que se iba a complicar tanto. Nunca calculas ni temes tantas lesiones", confiesa. La idiosincrasia del club, lo ajustado del presupuesto y la condición de comunitarios de los lesionados le impiden pensar en fichajes. "Todos los clubes fichan. Pero quejarme no me serviría de nada porque entiendo la situación del club. Nosotros no podemos fichar algo que no merezca la pena. Debemos asumir el riesgo. Quizá no obtengas resultados a corto plazo, pero formas jugadores".

SIGUE DE CERCA A RICKY RUBIO

Entre ellos, Henk Norel, Pere Tomàs o Pau Ribas, secundarios convertidos en protagonistas por exigencias del guión. "A un chico de la cantera no le puedes subir cinco escalones de golpe. Pero están rindiendo a buen nivel". Y ayudando a mejorar la estadística del equipo, el mejor de la ACB en lanzamiento de dos puntos. "Poco a poco también avanzamos en el balance de pérdidas y recuperaciones, aunque tenemos menos tiros libres de los que deberíamos".

A la espera de que Ricky Rubio vuelva a jugar, Sito Alonso sigue de cerca el crecimiento de un jugador, la mayor promesa del baloncesto europeo, al que ya tuteló como asistente de Aíto. "Viví en primera persona su apadrinamiento. Los entrenamientos individuales eran mi responsabilidad y nos conocemos bien. Él sabe cuál es su grado de madurez y cómo utilizarlo, sabe de su nivel, pero también sabe que necesita el trabajo para mejorar".

De momento, sin Ricky en la pista, el discípulo de Aíto, ya campeón de la Liga Catalana con la 'Penya', celebrará mañana su cumpleaños ante el Olimpia, en Liubliana, con más tiempo para estudiar la pizarra de un partido decisivo en la Euroliga que para soplar 33 velas.