El Clásico de Euroliga fue un golpe anímico para los de Chus Mateo en cuanto al resultado, pero no tanto en cuanto al juego. Es cierto que se ganó por tercera vez al Barça en lo que va de curso. Sin embargo, no fue un gran partido.
Quizás por eso, había ganas de ver el siguiente encuentro del Real Madrid. De nuevo en el WiZink Center, esta vez en Liga Endesa y ante el Palencia, y lo cierto es que tan sólo duró 10 minutos, lo que tardaron los merengues en pisar el acelerador y conseguir un contundente 30-11 en el primer cuarto.
Todo lo que en el Clásico les costó anotar, este domingo les entraba a los de Chus Mateo. Parecía imposible que fallaran un tiro, mientras que los castellanos hacían aguas desde la línea del 6,75, acabaron con un 5 de 27 demoledor.
La intensidad defensiva les permitía recuperar balones, y con transiciones rápidas iban poco a poco aplastando a un Palencia que era incapaz de parar la sangría a ambos lados de la cancha.
Con esa renta, el Madrid se pudo permitir el rotar a jugadores, darle más minutos a Tavares para que siga recuperando el tono, a Hugo González para que siga cogiendo experiencia, y para que los 12 jugadores consiguieran por lo menos una canasta.
Una segunda mitad sin emoción
Después del descanso, con 52 a 25 en el marcador, el Madrid se dedicó a contemporizar. Bajaron la intensidad a la vez que el Palencia se sacudía los nervios y empezaban a defender más duro.
Pese a ello, los de Chus Mateo seguían con las rotaciones, dando minutos a todos, y con un alto nivel de acierto, lo que ponía el 91 a 68 final y permitía mantener la racha, con una temporada invictos y siendo líderes también en Liga ACB.
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