La historia de las quejas del Real Madrid

Espías, árbitros y punteros láser, culpables del enfado de la expedición blanca





En primer lugar, el hecho de tener que cambiar el lugar de entrenamiento en la víspera del segundo partido ya fue de república bananera. El equipo de Plaza tenía la mosca detrás de la oreja pues había un tufillo en el ambiente que decía que el Pabellón de La Paz y la Amistad no era seguro para entrenar ¿La razón?, que había cámaras puestas expresamente por Olympiacos para estudiar al dedillo los movimientos y estrategias del conjunto madridista. Ante tales sospechas, los blancos se tuvieron que desplazar a otro pabellón a 40 kilómetros de distancia de su hotel de concentración para realizar el entrenamiento previo a la disputa del segundo partido. Un desastre.

De otro lado, tenemos la Euroliga. Una Organización que se precia de tener un poder de decisión importante pero que, en lo que se refiere a Grecia, suele tender a hacerse la ciega. Es de auténticos cobardes mandar la tropa de árbitros que enviaron al segundo partido de la serie. Es como si la final de la Copa del Rey la pitara un colegiado de Regional que no hubiera visto en la vida a jugadores como Casillas, Iniesta o Villa. Es inconcebible. Un eslovaco, un croata y un portugués ¡Quiénes son estos, por favor! De su forma de pitar, mejor no hablar. Lo que en un lado era falta personal, en el otro era motivo de risa para ellos. Sin embargo, el culmen llegó cuando al caer una valla publicitaria situada en la zona del banquillo madridista, el trío arbitral decretó técnica a los asistentes de Joan Plaza cuando el partido estaba igualado. Vergonzoso.

EL LÁSER DE LA DISCORDIA

Por si fuera poco, la graciosa afición griega se dedicó a molestar a los jugadores del Real Madrid con un puntero láser. Fue una constante a lo largo de todo el partido y que se ponía aún más de manifiesto cuando los hombres de Plaza se dirigían a la zona de los tiros libres ¿La reacción de los colegiados? Mirar para otro lado, no en vano, los punteros no iban dirigidos a sus preciados ojos.


Lo peor de todo es que no es la primera ni será la última ocasión en la que suceda algo parecido. Hablar de Grecia es hablar de robo seguro. Ya lo dijo Bullock: “Para ganar en Grecia debes llevar 20 puntos de ventaja”. Ahora le toca el turno a Vistalegre. Sin láser, sin arbitrajes a favor y sin nada. A ganarles jugando al BA-LON-CES-TO.