Primeros haciendo historia

Los de Messina vencieron en Milán al Armani (66-75). Este triunfo supone la primera victoria del Madrid en Milán tras nueve visitas. Los blancos acaban primeros de su grupo de clasificación y serán cabezas de serie en el Top-16.






Definitivamente lo de los inicios de los partidos del Real Madrid de Messina es para estudiar. Da igual el rival, la competición o el pabellón en el que se juegue el choque. Empieza a convertirse en un clásico para los blancos tener que tomar una mochila con pesas de 6-7 kilos en forma de puntos de desventaja que, a veces, cuesta mover hacia adelante. Milán no fue una de esas gloriosas excepciones como Atenas, y Armani lo aprovechó.

Un 11-2 de salida para los italianos encendió los nervios de un siempre activo Messina. Velickovic lo pagó con la enésima bronca de la temporada. La empanada blanca era de campeonato, algo inadmisible con la primera plaza del grupo en juego. Por suerte para el técnico italiano, el Madrid tomó aire de la mano de Prigioni y Felipe Reyes e igualó el mal arranque con un buen final de primer cuarto y comienzo del segundo.

Lavrinovic dejó en evidencia a Petravicius

FICHA TÉCNICA.


AJ MILANO 66: Bulleri (11), Mordente (6), Viggiano (13), Mancinelli (18), Rocca (6) --cinco inicial--; Maciulis (2), Hall (7) y Petravicius (3).

REAL MADRID 75: Jaric (11), Bullock (-), Hansen (-), Velickovic (-), Lavrinovic (10) --cinco inicial--, Prigioni (11), Llull (11), Kaukenas (12), Vidal (3), Garbajosa (7) y Reyes (10).

PARCIALES: 19-16, 20-16, 13-22, 14-21.

ÁRBITROS: Romualdas Brazauskas (LIT), Milija Vojinovic (SRB) y Olegs Latisevs (LET). Eliminaron a Rocca (Min.37) por parte del Armani Jeans Milano.

PABELLÓN: Mediolanumforum. 4.886 espectadores.

Las rotaciones en ambos equipos evidenciaron que el Madrid cambia su cara cuando está Lavrinovic en cancha. El único jugador madridista por encima de 2.10 se deja notar en ataque gracias a sus movimientos y pasión en la labor reboteadora, un arte del que nunca fue un maestro, pero que está mejorando con el paso de los partidos. El lituano dejó en evidencia a su compatriota Petravicius, que tuvo que irse al banquillo tras el ovillo con falta y personal que le dejó de recuerdo su paisano y amigo merengue. Pese a todo, el Madrid no terminaba de carburar. Los locales plantaron una zona que los de Messina no terminaron de leer con claridad.

Sergio Llull hizo acto de presencia mediado el segundo cuarto. Fue una aparición de prueba. El tobillo respondió bien, pero su físico aún demanda el trabajo del mes que el de Mahón estuvo parado. Messina le dio la oportunidad de probarse. Era sólo su primer asalto.

Al Madrid le empezó a pasar factura su desacierto en el tiro libre. Lavrinovic y Jaric encontraron en este apartado del juego su principal talón de aquiles. Los aros de Milán les declararon non gratos desde el 4.60, y eso el Madrid lo sufrió en el marcador. No de forma sangrante, pero sí lo suficiente como para no tomar ventaja en el luminoso.

Kaukénas entró en escena...y Llull sentenció

Pese a todo, cinco puntos consecutivos de Jaric (un triple y una bandeja) acercaron al Madrid en el marcador (45-40 min.24). A la fiesta se sumó Kaukénas, hasta entonces desaparecido, con 8 puntos consecutivos que le dieron a los blancos una tímida ventaja (52-54 min.30).

Los de Messina, a partir de ahí, tomaron el mando del choque tanto en el juego como en el marcador. Con Llull en plan estilete, el Madrid se fue quitando la presión italiana como el que se quita prendas. El de Menorca no está al máximo físicamente, pero la muñeca le respondió con la precisión habitual: un par de triples marca de la casa para acabar con el empuje del Armani. Los instantes finales fueron un coser y cantar para un Madrid que hizo historia ganando, por fin, en Milán en su novena visita de la historia y, además, se certificó como el cinturón negro en un grupo en el que dejó atrás al campeón de Europa, el Panathinaikos. La Final Four, esta vez sí, parece un poquito más cerca.

Fotografía: realmadrid.com