No hubo final para el Real Madrid

El Barcelona se mostró muy superior desde el inicio y no dio ninguna opción a los blancos





El equipo llegaba a esta final en un pico de forma ascendente, pues tras las derrotas en Siena y Vistalegre de la semana pasada, la Copa había mostrado una imagen renovada de la plantilla. El triunfo conseguido en las semifinales ante el Caja Laboral auguraba, cuanto menos, una final igualada ante el gran favorito, el Regal FC Barcelona. Pero la realidad es que los madridistas no se mostraron cómodos en ningún momento de la final, la cual, en algunos momentos, tuvo preocupantes similitudes con la disputada en 2007 en Málaga con idéntico rival (69-53).

En aquella ocasión, el Real Madrid entregó la cuchara desde el primer cuarto, algo que se asemeja mucho a lo visto este 21 de febrero en el BEC de Barakaldo. La diferencia radica en que, esta vez, el equipo mantuvo sus opciones un cuarto más, pues creyó en sus posibilidades durante los doce minutos de partido que duró la igualdad. Tras un intercambio de ventajas en el marcador, el 9-10 (minuto 7) marcó un punto de inflexión en el encuentro. A partir de ese momento, el Barcelona le impuso un ritmo más alto al juego, especialmente gracias a la labor de Ricky Rubio en la dirección. El ex de la Penya fue un verdadero quebradero de cabeza para los bases merengues, ya que jugó, asistió y anotó sin control.

En estas, los culés empezaron a pegar tirones en el electrónico, los cuales el Real Madrid sólo soportó en un primer momento. El 21-16 (minuto 12) fue respondido con un triple de Lavrinovic que volvía a acercar al equipo. Sin embargo, a partir de ese instante, los de Xavi Pascual pusieron la directa y perpetraron un parcial de 17-4 en seis minutos que acabó con el partido. La excepcional defensa de los culés sobre el juego interior merengue asfixió los ataque estáticos del equipo, situación que  se tradujo en ataques con falta de ideas que acababan casi siempre en balones a la desesperada para Lavrinovic.

El segundo tiempo fue para maquillar el marcador


FICHA TÉCNICA.

EQUIPOS.

REGAL FC BARCELONA 80: Ricky Rubio (13), Navarro (8), Mickeal (9), Vázquez (14) y Lorbek (13)-cinco inicial-; Vázquez (14), Sada (2), Basile (6), Trías (2), Morris (5), Ndong (1), Lakovic (1).

REAL MADRID 61: Prigioni (2), Jaric (7), Kaukenas (10), Lavrinovic (11) y Garbajosa (4) --cinco inicial-- Reyes (6), Velickovic (11), Hansen (-) y Llull (10).

PARCIALES: 19-16, 21-9, 24-12 y 16-24.

ÁRBITROS: Arteaga, Pérez Pizarro y García González. Sin eliminados.

PABELLÓN: Bizkaia Arena. 14.814 espectadores.

INCIDENCIAS: SS MM los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, presiden la final.

De esta forma, el descanso para los merengues llegaba con unos irrisorios 25 puntos en su tanteador (40-25), tras lograr sólo nueve en el segundo cuarto. En cambio, los blaugranas habían logrado hasta el momento anotar con facilidad, especialmente gracias a las penetraciones de Ricky, a la buena labor exterior de Navarro y Basile y al dominio en la zona de Fran Vázquez. Los viejos demonios habían vuelto para los este domingo visitantes y el encuentro empezaba a convertirse en misión imposible.

El devenir de la final dependía en gran medida del inicio del tercer cuarto, el cual pronto dejó claro que la Copa acabaría en la Ciudad Condal. Lejos de recortar las diferencias, los de Messina continuaron demostrando una falta de acierto total en el tiro y fueron quedando minimizados por los colosos blaugranas. El Barcelona es, probablemente, la plantilla más poderosa a nivel físico del continente, lo cual quedó claro en las diferencias que se empezaron a dar en el tercer cuarto (55-31, minuto 26).

La Copa del Rey estaba totalmente decidida y la única tarea que le quedaba a los blancos era la de maquillar el resultado. Un ejercicio al que contribuyeron activamente Kaukenas, Velickovic y Lavrinovic aportando unos puntos que compensaban el abuso catalán del aro madridista. La desventaja quedaba finalmente en 19 puntos, quizás excesivas para las diferencias reales entre estos dos equipos, pero escasas para lo visto en la cancha en esta final. Y es que el Madrid de Messina sigue siendo uno de los mejores equipos de Europa, pero ha tenido la mala suerte de coincidir en el tiempo con un equipo casi sin igual en Europa. Y ante eso, poco se puede hacer.