El Madrid dijo adiós al sueño europeo

Los blancos ganaron en la cancha del Siena, pero el Gescrap también cumplió en Málaga





Dos derrotas ante Siena y Bilbao fueron el pecado de los blancos en un Top 16 que se presentaba asequible en un principio, pero que significó la muerte europea de un equipo que esperaba llegar más lejos. Ante el Siena, el partido comenzó con una igualdad tremenda y con un tanteo elevadísimo. Ambos conjuntos fueron incisivos en ataque y débiles en defensa, certificando un buen espectáculo para los aficionados italianos que llenaron las gradas de la cancha de Montepaschi, pero disminuyendo las posibilidades del Madrid de pasar de ronda a medida que avanzaban los minutos.

MONTEPASCHI SIENA: McCalebb (15), Thornton (7), Carrareto (3), Stonerook (4), Andersen (11) --quinteto inicial-- Zisis (2), Rakocevic (11), Lavrinovic (8), Ress (15), Moss (14).

REAL MADRID: Llull (5), Suárez (10), Singler (8), Mirotic (14), Begic (7) --quinteto inicial-- Rodríguez (7), Carroll (7), Reyes (17), Tomic (10), Pocius (15), Velickovic (2).

PARCIALES: 28-26, 25-26, 22-24, 15-26.


ÁRBITROS: Sasa Pukl (SLV), Srdan Dozai (CRO), Robert Lottermoser (ALE). Eliminaron a Andersen (Montepaschi Siena) por cinco faltas.

PABELLÓN: Palaestra.

53-52 fue el marcador al descanso, haciendo evidente un enorme despliegue ofensivo por parte de los dos equipos. Sin embargo, la debilidad defensiva volvió a ser el principal problema de los de Laso, que no supieron canalizar ese buen ataque en el resultado. Sólo tras el descanso, los merengues dieron síntomas de mejorar su defensa y poco a poco fueron ganando ventaja en el marcador, aunque los 23 que se necesitaban permanecían muy lejos, minando la moral del equipo, que lo intentó hasta el final pero que no pudo certificar la machada.

Al término del partido entre Unicaja y Bilbao, con victoria de los vascos, el Madrid sólo ganaba de 7 de diferencia. Quedaban cinco minutos de partido y aunque los blancos trataron de meter más presión al rival fue inútil. Victoria insípida la de un Madrid al que sólo le queda la Liga tras el título de Copa, por lo que la exigencia será aún mayor de aquí a final de temporada. Toca levantarse y pensar que si se pudo ganar la Copa, la Liga no es un objetivo imposible. Quién sabe si a pesar del tropezón continental, en unos meses estamos hablando de doblete en la sección de baloncesto. Ojalá sea así.