Florentino Pérez expande sus intereses a Estados Unidos: el presidente del Real Madrid ha logrado extender su influencia como gran negociador y empresario de éxito para cerrar contratos que, sumados en total, alcanzan una cifra superior a los 30.000 millones de euros. El genio de Florentino Pérez como presidente de ACS, una de las principales empresas constructoras a nivel mundial, no tiene rival.
ACS ha ocupado ya el 49% de su cartera de trabajo con solicitudes procedentes del país norteamericano, que se está convirtiendo en una de las naciones más activas en el intercambio comercial con las grandes empresas españolas: también suponen más de la mitad de los ingresos que recibe la constructora cada año. Por tanto, el presidente blanco está en la obligación de cuidar un mercado en total expansión.
Florentino Pérez ha prestado la ayuda de la empresa constructora que preside con el objetivo de beneficiar a la población estadounidense del plan de inversiones en infraestructuras que Joe Biden aprobó hace pocos meses y que supondría una inyección total de 1.200.000 millones de euros para todas las empresas adjudicatarias de los proyectos implicados en este plan de inversiones.
Las dos caras de Florentino Pérez y un denominador común: el éxito
Aunque Florentino Pérez ve aumentado el negocio en Estados Unidos, la simbiosis con las empresas de aquel país es total. Mientras construye y levanta infraestructuras tan necesarias y con la supervisión del gobierno de aquel país, las empresas norteamericanas muestran su apoyo y han construido una importante relación de simbiosis que se ve reflejada en el futuro del Real Madrid.
Así, la figura de Florentino Pérez como empresario exitoso está inevitablemente unida a la de Florentino Pérez como presidente exitoso del Real Madrid: además de aupar al equipo con su gestión a la cima económica en tiempos de crisis, también ha logrado la reforma del Santiago Bernabéu para convertirlo en el primer estadio del siglo XXI: mientras tanto, otros equipos están en una importante ruina con casi 1.000 millones de euros de deuda y tienen un estadio que, literalmente, se cae a pedazos.
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