Sí, hoy al Valencia le han señalado algunos fueras de juego que no eran. Tampoco es que luego transformaran esas ocasiones anuladas en goles, pero bueno, aceptamos pulpo como animal de compañía.

Me hace gracia comprobar como cada temporada, cuando el Real Madrid alza un poco la voz con respecto a la labor arbitral, se le conceden unas ayudas ficticias que en absoluto varían el que hubiera sido el resultado final de todas formas en un partido determinado.

El equipo no es el del año pasado, 'juega' poco, la verdad; pero los colegiados le masacran a la mínima oportunidad. Esto es una realidad, se ponga quien quiera como se ponga. Luego, cuando el vaso está a punto de desbordarse, de forma minuciosamente estudiada, los reyes del cotarro activan una serie de acciones que facilitan que se corra un tupido velo ante la vergüenza, ante el escarnio, ante la mofa.

Se podría decir que no soy viejo, pero tampoco un niño. En el fútbol he visto muchas cosas, y a mí ya no me engañan. Sé perfectamente de qué va este tinglado que montan desde la Federación. De hecho, no hace falta ser muy listo para darse cuenta. Ante los más 'llorones', los que se creen algo que no son, se monta el 'circo'. Porque son los que más ruido van a hacer posteriormente. Porque son los que van a poner el grito en el cielo y más se van a quejar. Y todo esto con la bandeja de plata en la que supone servirlo tras las palabras de Di María en rueda de prensa sobre los 'jueces' de los terrenos de juego.

Se quieren hacer los listos, pero no lo son tanto. El apasionado del fútbol, por muy madridista que sea, sabe que los hombres de Mourinho atraviesan un momento deportivo muy delicado; pero no es ciego, tiene ojos en la cara, conoce a la perfección todo aquello que se quiere tapar y que en este país, en el que la ignorancia y la envidia es marca de la casa, demandan para tratar de humillar al que, a pesar de los 'bajitos' y del actual poseedor del Balón de Oro, sigue siendo el mejor club de la historia del fútbol.

Menos cuentos, Caperucita...