En la retransmisión, como si fuese un spoiler, nos daban un documental sobre Raúl González Blanco. “Raúl, pase sin llamar”. Pues eso hizo Raúl en la Youth League. Cogió el testigo a Dani Poyatos, que decidió irse a Grecia y renunciar a la Copa de Europa Juvenil, y Raúl pasó sin llamar. Sin ruido. Con mucho trabajo. Agrandando la leyenda del club. El Madrid no tenía la Youth League. No había llegado a la final, murió en la orilla, pero ya saben lo que pasa cuando se avista el oro...
El Madrid no falla. Es la diferencia que marca a los grandes contra los legendarios. Para la cita estuvo desde el propio Florentino Pérez hasta Roberto Carlos. No faltó nadie. Tampoco faltaron los madridistas que se llevaron una última alegría de una gran temporada en la que se han cantado muchos títulos. Otros no podrán decir lo mismo.
Raúl optó por Pablo Rodríguez de inicio y fue Pablo Rodríguez el que abrió la lata. No estaba Juanmi Latasa presente, por la mala fortuna de haber sido sancionado, pero este grupo es un buen bloque y lo volvió a demostrar en Nyon, ante la bestia negra, ante el Benfica que está creando una buena hornada de cracks.
Pablo Rodríguez marcó un gol a lo Raúl, en el 46’, para cabecear un centro lateral de Arribas. El giro fue magistral y lo hubiese firmado el mismísimo ‘7’, de killer, pero tuvo la mala fortuna de caer mal y dejaba la final. Roto de dolor, llorando en el césped, pero se puede ir de Suiza con la certeza de que él puso la primera piedra para alzar la Primera. Es suya y lleva su nombre también.
El Madrid supo mostrar esa solidez que afrontó en duelos como ante la Juventus, Inter o Salzburgo y no acusó el tener que disputar una corriente de partidos intensa tras un largo parón. Raúl encontraba su siguiente alegría a minutos de llegar al descanso. Medio gol fue de Marvin Park y el otro medio fue de Arribas. El destino, eso sí, quiso que se topase en Henrique Jocu y se lo terminase metiendo en propia.
En el segundo tiempo, el Real Madrid certificó que en el Juvenil también se tiene ADN madridista. Empezó torcido el segundo tiempo, con el peor guion posible, con un gol tempranero de Gonçalo Ramos, pero el equipo mostró ese pundonor que caracterizaba a Raúl y volvía a devolver la renta, rapidísimamente, al minuto del 2-1. El 3-1 fue obra de Miguel Gutiérrez, del lateral que tiene encandilado a Zidane, pero en una final siempre hay que sufrir... Y se cumplió con ese dicho.
Gonçalo Ramos, que quería ser verdugo de los merengues, anotaba el 2-3 y volvía a darle máxima presión al Madrid. Raúl tiró de cambios y vio como en el minuto 66 se ganaba media final. Luis López, portero de rotación y que apunta muy alto, sacaba una manopla espectacular ante Tiago para evitar el 3-3. Luego la suerte se alió con él, en la última jugada de partido, tras media hora de embotellamiento, y vio de cerca como el 3-3 se iba al larguero. El Real Madrid Juvenil supo sufrir y tuvo esa suerte del campeón, la suerte que se trabaja. Los chavales de Raúl han hecho historia en Nyon.
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