La primera parte nos mostró a un Castilla que fue mejor que su rival para al que no pudo hacerle ningún gol. Dentro de la igualdad de este tipo de partidos, los de Raúl lo intentaron, buscaron las acciones por banda pero no encontraban la forma de meterle mano a un Talavera que resolvía bien a nivel defensivo las acciones del equipo blanco.
En la segunda parte, con un inspirado Arribas por parte del Madrid, que se echó el equipo a la espalda, los de Raúl lograron poner dos goles de renta a su favor.
El Castilla, gracias a los goles de penalti de Hugo Vallejo y de Hugo Duro, este segundo algo riguroso, aunque si analizamos la cantidad de penas máximas que le han birlado a los de Raúl durante el año aún tendrían que pitarle 10 ó 12 más de este tipo.
El caso es que el filial blanco lo tenía todo de cara. Ganaba 2-0, no sufría en exceso y Arribas había cogido el mando del partido. Los tres puntos parecía que se iban a quedar en casa.
EL TALAVERA EMPATÓ EN EL DESCUENTO
Sin embargo, en la recta final del encuentro emergió la figura de Adighibe que, con dos goles, el primero en el minuto 80 y el segundo en el 94’, le quitaban al Castilla dos puntos muy valiosos en la pelea por el ascenso.
Lo positivo es que los blancos aún siguen dependiendo de sí mismos, especialmente pensando en ese duelo ante el Extremadura, sin embargo, el perder dos puntos jugando en casa y con ambos goles en la recta final de un partido que estaba controlado es algo que no se puede permitir. El refrán lo dice y es claro. Unas veces se gana y otras…se aprende. Y al Castilla le queda mucho por aprender.
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