El trabajo bien hecho suele dar sus frutos. Y después de encadenar 17 jornadas sin conocer la derrota, con un balance de 13 victorias y tan solo cuatro empates en la segunda vuelta de la competición, lo normal es que se consiga el objetivo que el club se propuso, que no era otro que el de luchar por ascender a Segunda. Algo lógico si se habla del Castilla, pero nada normal si se analiza fríamente de donde venía al equipo hace tan solo cuatro meses: con un entrenador destituido, y ocupando la mitad de la tabla después de mostrar en todo momento una trayectoria irregular.
Pero fue llegar Alberto Toril y el sol empezó a brillar con más fuerza que nunca para el Castilla. Y junto al técnico empezaron a destacar los Sarabia, Joselu, Morata, Fran Rico, Carvajal, Nacho Fernández, etc. Todos ellos han formado el mejor Castilla que se recuerda en la última década, y un equipo así solo puede estar en el lugar donde se corresponde, que es en la Segunda División.
Pero aún queda por hacer lo más difícil, y no es otra cosa que cruzar la meta. Hay corredores que se relajan cuando avistan la llegada al final del camino, y eso es lo que no puede hacer el Castilla. Bien es cierto que con un punto ante el Rayo Vallecano B se consigue el objetivo de clasificarse matemáticamente para los ‘play – off’ de ascenso a Segunda. Pero eso no es suficiente. Ahora hay que pensar en metas mayores, y esas son acabar la Liga regular como segundo clasificado. Y para eso, y parafraseando a Luís Aragonés, sólo existe una palabra: ganar, ganar, y ganar…
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