El Castilla sigue blindando su casa

El equipo de Toril se impuso por 3-2 al Xerez gracias a los tantos de Morata, Borja y Jesé.





Sin Liga en Primera División, y con la atención en las selecciones nacionales, el Castilla tenía una doble prueba de fuego. La primera, la del público. Ver si con la tarde tan fea que se levantó en Madrid, bañada en lluvia y rayos, conseguía aglutinar el apoyo del madridismo. No hubo el ambiente del día del Barcelona, pero 2240 valientes se acercaron a Valdebebas a ver al filial blanco. La segunda prueba para los chicos de Toril era la de hacer frente a un equipo experto y veterano, el típico de Segunda División al que hay que ‘trabajarse’ durante los 90 minutos.

El partido no comenzó especialmente bien para el Castilla. El Xerez no le dejaba tocar con fluidez la pelota y posicionalmente el dominio era visitante. Álex y Mosquera intentaban sostener la presencia de Borja, Jesé y Morata, tres delanteros, con presión y empuje. Por si esto fuera poco, un  error en la salida de la pelota de Juanfran le supuso al Castilla un latigazo castigador en forma de gol. Iñigo Vélez aprovechó el fallo madridista y desde la frontal dejó inmóvil a Jesús. Tocaba remar cuesta arriba.

Al Castilla no terminaban de salirle bien las cosas. Jesé lo buscaba por su banda, con más intención que efectividad, y Lucas empezaba a dejarse ver de forma efectiva, sorteando contrarios en el arte del regate. Sin embargo, fue uno de los ‘fichajes’ de Toril para este partido, Álvaro Morata, el que igualó la contienda con un golazo. El delantero se giró en la frontal del área, se quitó a un zaguero de encima, y soltó un derechazo al lugar que más duele, la base del poste. El cuero entró tan rápido como decidido. El Castilla empataba y ya se veía que la remontada era posible.


Ficha Técnica

Real Madrid Castilla 3: Jesús, Juanfran, Casado, Iván, Mateos, Lucas (José Rodríguez 78’), Álex, Mosquera, Borja (Plano 72’), Jesé y Morata (De Tomás 87’)

Xerez 2: Toni, Cámara, Iago Bouzón, Prieto, Mendoza, Bruno, Rafa García (José Mari 75’), Álvaro Rey (Maldonado 60’), José Vega (Adrián 60’), Israel e Iñigo Vélez

Goles: 0-1 Iñigo Vélez (20’), 1-1 Morata (32’), 2-1 Borja (40’), 3-1 Jesé (53’), 3-2 José Mari (92’)

Árbitro: De Burgos Bengoetxea. Amonestó a Álex, Rafa García, Mendoza, José Vega, Mateos, Maldonado

Estadio: Alfredo Di Stéfano (2.240 espectadores)

No hubo que esperar ni siquiera al segundo acto para que el filial le diera la vuelta a la tortilla. Si Morata había logrado un golazo, el segundo fue más colectivo y en estrategia. Espectacular. El toque de Mosquera para sortear la barrera en una falta en la frontal y encontrar a Borja entre la nube de piernas y cabezas en la que se había convertido el área visitante, fue de lo mejorcito del laboratorio blanco en mucho tiempo. Con esos dos golazos, el Madrid le había cambiado la cara a un resultado adverso. Mucho mérito había en ello.

El Xerez salió aturdido del desenlace de la primera parte. Los de Esteban Vigo no esperaban que el Castilla les remontara en apenas 25 minutos la ventaja. Y a buen seguro que todavía menos esperado fue el error de entendimiento entre Toni y su defensa al intentar bloquear un pase al hueco de Mosquera a Jesé. El canario, que fue el más listo de los tres implicados en la acción, se llevó el balón y sólo tuvo que empujarlo en la puerta visitante. Fue un error más propio de chavales jóvenes que de veteranos, y el Castilla lo agradeció castigándolo.

El paso de los minutos no dejó ninguna influencia verdaderamente reseñable en el marcador. Sólo el gol de José Mari en el último segundo maquilló el tanteador final. El Castilla apenas sufrió e, incluso, los de Toril tuvieron alguna opción de hacer la brecha un poco más grande, con un par de remates de  Borja y Plano que no encontraron la red. El final de partido fue plácido, sin nerviosismos. El gol de José Mari invita a seguir mejorando en los balones parados, el único gran lunar del equipo blanco. Los puntos menos sufridos de la temporada. Valen lo mismo, pero empiezan a demostrar que los chicos empiezan a convertirse en hombres, aunque deben seguir curtiéndose en este camino de piedras llamado Segunda División.