El fichaje más raro en la historia del Real Madrid

El fichaje de Gravesen por el Real Madrid sigue siendo algo 'digno de estudio'.


Real Madrid

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Enero 2005 y el Real Madrid lo tenía todo en su equipo de “Galácticos”: Raúl, Casillas, Figo, Zidane, Beckham, Roberto Carlos… Todos jugadores con mentalidad ofensiva y titulares con seguridad en cualquier otro equipo del mundo. Pero desde la inesperada marcha de Claude Makélélé del club en 2003, el Real Madrid carecía de esa figura defensiva en el equipo que actuara de enlace entre la defensa y el ataque. No por nada se bautizó la función del jugador francés como el “rol Makélélé” en el fútbol. Fue el precursor.



No era casualidad entonces que desde el 2002 que no ganaban la Champions League y su última Liga fuera en el 2003. Florentino Pérez tenía claro que necesitaba un mediocampista defensivo, pero nadie esperaría que el elegido fuera Gravesen.

Ni el mismo Gravesen esperaba un llamado del mejor equipo del mundo. Cuenta que su agente lo llamó mientras estaba en el cine con su hermano a quien le dijo: “Tengo que contestar esto”. Su agente le preguntó que le parecía la ciudad de Madrid – “Yo creí que me estaba hablando del Atlético de Madrid así que le dije que a mí me gustaba el Everton” dijo el danés. A esto su agente respondió: “Es el Real Madrid Thomas”.

El entrenador del Everton en este periodo era David Moyes, a quien también lo agarro por sorpresa el interés del gigante de LaLiga. Al principio pensó que era una equivocación: “Preguntaron por el jugador correcto? ¿No se refieren a Lee Carsley en lugar de Tommy? Los dos son calvos, siempre los confunden”


La confusión podía argumentarse también por el estilo de juego de los dos. Lee Carsley era el verdadero mediocentro defensivo del Everton, mientras que Gravesen actuaba como un mediocentro del estilo “box-to-box”, ese rol encargado de subir como un atacante más hasta el borde del área con el balón a través su poderío físico.

El mismo Carsley descarta esta teoría y declara sobre su amigo y excompañero: “Thomas tenía instinto y mucha habilidad. Corría muy bien con la pelota en los pies y generaba muchas faltas. Internamente en el equipo no estábamos sorprendidos por el interés del Real Madrid. Se lo merecía, era un gran jugador, muy apreciado por todos los jugadores y además era un buen tipo”.

Carsley cuenta también que el mismo Gravesen iría un día a su casa para preguntarle si irse al “Real Madrid o AC Milan?”. La gran temporada del Everton ese año, que terminaría clasificando a Champions League no estaba pasando desapercibida por los grandes de Europa.

El fichaje se realizó en la ventana de invierno y las negociaciones fueron muy rápidas. En su presentación, Florentino lo anunció como “el jugador que nos faltaba y el mejor jugador de Dinamarca”.

Gravesen metería un gol en uno de sus primeros partidos contra el Espanyol, pero luego de esto apenas se verían efímeros indicios de su talento y lejos de ser el Makélélé que esperaban encontrar. En 2006 tendría un encontronazo en un entrenamiento con Robinho (la gran figura del momento en el club) después de una fuerte entrada sobre el brasileño. Y el entrenador del club en el momento, el italiano Fabio Capello reconocería del danés: “Por su manera de ser no tenemos muchos problemas, pero es sin duda un poco peculiar. Si no me meto con él, trabaja bien. Su comportamiento es así, y no me gusta, porque todo se tiene que hacer como él quiere”.

Hoy en día tenemos noticias de jugadores como Piqué y Vidal que participan en Barcelona en eventos como el EPT, pero Gravesen fue el primero en 2009 que después de una serie de buenas inversiones y de amasar una fortuna de más de 100 millones de euros, se fue a vivir a Las Vegas para dedicarse a los juegos de mesa.

49 apariciones con la camiseta del Real Madrid. Una temporada y media y luego sería vendido al Celtic de Glasgow.

Quizás por el brillo del resto de jugadores de la plantilla, o por las propias expectativas que generó su fichaje (expectativas posiblemente erróneas), el paso de Gravesen en el Real Madrid se recordará por siempre como un rotundo fracaso. Como lo calificaría Calderón, un “buen tipo” pero no triunfó en el club.