Alfredo Di Stéfano: El primer jugador total

Un repaso a la carrera del mejor jugador madridista de la historia





Alfredo Di Stéfano Laulhé nació en el barrio bonaerense de Barracas en Argentina un 4 de julio de 1926. Al contrario que otras estrellas no dio sus primeros pasos en los grandes equipos europeos, pero si supo lograrse una merecida fama de crack desde muy joven.  Cada domingo iba a jugar con su hermano Tulio a disputar la liga interpueblos y no tarda mucho en asombrar por su técnica, visión de juego, capacidad de mando e instinto goleador. Por las tardes,  el estadio de River Platte era su santuario, donde se imaginaba en unos años, compitiendo. No tardaría mucho en hacerlo y los ojeadores le pescaron para las categorías inferiores del mítico club argentino.

Sus inicios en River        

Con sólo 19 años debutó con la elástica de River Plate en lo que fue una primera experiencia en el club de sus amores bastante efímera, pues solo jugó ese partido con los que se convertirían campeones del torneo argentino en 1945. Pronto le cedieron a Huracán, donde sabían que el joven Di Stéfano podría liderarles hasta cotas más altas. Durante su primera temporada, compañeros, aficionados y rivales ya comenzaron a percatarse de que era un jugador distinto.

Con 10 goles anotados en 25 partidos este 'todocampista' que apenas llegaba a la veintena fue rescatado por River, donde no tarda en explotar definitivamente. Con una tarjeta de 27 goles en 30 partidos enseguida se consagra como uno de los cracks más brillantes de Sudamérica y se convierte en el mejor futbolista del campeonato argentino.


Entre sus numerosas virtudes destacan la rapidez de pensamiento y ejecución que le valió para  tener siempre cierta ventaja sobre los demás en cada jugada y una velocidad por la que se ganó el apodo de 'Saeta Rubia'. “¡Ahí llega la Saeta con su propulsión a chorro!”, exclamaban los aficionados de River cuando veían que corría la banda a un ritmo vertiginoso y sin que los rivales pudieran hacer nada por detenerle.

River fue la mejor escuela de fútbol para un joven  Di Stéfano. Al lado de hombres como  Moreno, Labruna, Lostau o Pedernera formaría la popular 'Máquina', uno de los equipos más temidos  en todo el continente. Para él eran y (como ha reconocido en alguna ocasión) son los mejores jugadores que ha visto sobre la cancha. Ilustres e inmejorables maestros, ideales para instruir al mejor. Jugaba de todo, esa era la clave. Dos décadas antes de la 'naranja mecánica lo suyo ya se parecía mucho al fútbol total. En 66 partidos en la competición de su país anotó la friolera de 49  goles. Buenos números... Para empezar.

 

Fichaje por el Madrid con escala en Colombia

La huelga de jugadores paralizó el fútbol en Argentina, pero Di Stéfano no pensó quedarse parado ni un segundo. Emigró a Colombia y lo hizo para triunfar. En Millonarios fue el artífice de un equipo de ensueño. Junto a hombres como Rossi, Baéz o (de nuevo) Pedernera hace historia al firmar 267 goles en 294 encuentros. A tanto llegó la repercusión de este equipo que el mismísimo Real Madrid no duda en invitar a Millonarios un torneo de fútbol para celebrar las Bodas de Oro del conjunto blanco. El madridismo se cruza por primera vez en la vida de  Don Alfredo. Un 31 de marzo de 1952 el Real Madrid caería derrotado en el amistoso más decisivo de la historia del club. Si bien, el argentino ya había mostrado sus credenciales en el encuentra anterior frente al Norrköping, el 2-4 que Millonarios endosó a los blancos petrificó a un Chamartín a barrotado y a un Santiago Bernabéu  que no salía de su asombro. “¿Quién es  el el 9?”, preguntaban .“Se llama Alfredo Di Stéfano”, contestaron. Un nombre que quedaría grabado a fuego en la memoria del presidente blanco. La 'Saeta' anotó dos goles, pero su enorme incidencia se dejó sentir en todas las líneas del equipo colombiano. Desde entonces, el máximo mandatario madridista tuvo una idea clara: había que ficharlo.

No sería fácil. Di Stéfano había alcanzado la categoría de estrella mundial y ya valía una buena suma de dinero por aquel entonces. El 22 de mayo de 1953 los periodista 'cazan a Di Stéfano  en Barajas acompañado del directivo culé Pepe Samitier, ¿Firmaría el astro por el Barcelona? Tras un intenso litigio en el que los azulgrana negociaron con River  ( que aún poseía parte de los derechos del futbolista), mientras que el Real Madrid haría lo propio con Millonarios . La falta de habilidad de los directivos barcelonistas acaba con Di Stéfano vistiendo la camiseta merengue después de un largo e intenso conflicto.

 

Comienza una nueva era 

La incorporación del argentino da un vuelco a la situación del fútbol español. Di Stéfano debuta de blanco con una derrota ante el Nancy, pero ese resultado no fue, ni mucho menos , una premonición.  Su llegada se notó enseguida y el equipo empezó a encadenar victorias. El Rácing de Santander fue la primera víctima del delantero en el campeonato nacional de Liga y unas semanas después también fue partícipe del 5-0 que los blancos le endosaron al Barcelona. 21 años después y con ese salto de calidad que otorga mejor futbolista del planeta, el Real Madrid se proclama campeón de Liga y Di Stéfano logra el pichichi con 28 tantos.

La temporada siguiente continúan los éxitos y los blancos revalidan el título liguero y 'La Saeta' confirma sus buenos números en materia goleadora con 25 dianas. Nada parece frenar al un Madrid lanzado que también conquista la Copa Latina de 1955.

Es momento de abrir fronteras y estrenarse en la Copa de Europa. En la primera edición del torneo más importante del continente Di Stéfano no defrauda y es pieza clave en la consecución del título. Ya no puede considerarse casualidad que su llegada trajera consigo innumerables triunfos para las vitrinas blancas. El bonaerense era la principal apuesta de Santiago Bernabéu, quien había acertado de pleno.      

Los campeonatos en España y en Europa se suceden y los mejores jugadores del mundo acompañan a Di Stéfano en una singular orquesta que cambia el mundo del fútbol. Kopa, Rial. Gento y muchos otros marcan una época en el fútbol mundial haciéndose con cinco Copas de Europa consecutivas, una Intercontinental y varias Ligas.

También tuvo la oportunidad de vestirse la camiseta de la selección española, pues obtuvo la doble nacionalidad en 1956 y llegó a jugar 31 partidos con la 'roja'. Sin embargo, le quedó clavada la espina de no poder disputar ningún campeonato del mundo por diversas circunstancias.   

En lo personal a Di Stéfano no le pudo ir mejor, pues conquistó el Balón de Oro en 1957 y 1959 y ocho pichichis. Cuando los madridistas más jóvenes preguntan qué cualidad distinguía al argentinoi por encima del resto no es fácil responder. Se trataba de un jugador diferente, adelantado a su tiempo con un gran disparo, utilizaba la 'gambeta' como recurso y no como único argumento. Se desenvolvía por todo el frente de ataque y no se escondía a la hora de echarse el  equipo a la espalda si era necesario. Atacaba y defendía con la misma intensidad y muy pocos zagueros pudieron frenarle. Era el primero de su especie: un futbolista total.

Pero, como a todos los jugadores, la edad le restó facultades y en 1964 disputó su último partido oficial con la camiseta del Real Madrid. Fue frente al Inter de Milán en las semifinales de la Copa de Europa un 27 de mayo.

Di Stéfano se marchó al Espanyol, club en el que dio sus últimos destellos de calidad durante dos temporadas y se despidió como futbolista del Santiago Bernabéu en 1966 con un amistoso ante el Celtic de Glasgow. La 'Saeta' recibió un sentido homenaje y cuando se marchaba del campo  y dejaba el brazalete de capitán a Grosso, el estadio madridista le dedicó una sonora ovación.

Los banquillos: Di Stéfano descubridor de 'la Quinta'

Don Alfredo también quiso probar suerte en los banquillos, donde consiguió algunos éxitos. Como entrenador del Valencia se hizó con una Liga y una Recopa de Europa . También ocupó la dirección técnica de su amado River Plate, con el que alcanzaría varios títulos en su país.

Su oportunidad al frente de la nave blanca le llegaría el 20 de julio de 1982  con Luis de Carlos como presidente. Con intención de “darle al equipo moral y fuerza” se convertiría en protagonista de otro de los capítulos gloriosos en la historia del Real Madrid.

Di Stéfano no ocultó desde el principio su apuesta por la cantera y en un alarde de valentía fue dando oportunidades a algunos de los jugadores más destacados del Castilla de la época. Ricardo Gallego , y San José entre otros debutaron con él en el primer equipo. Después, el argentino fue el enacargado de darle la oportunidad a la llamada 'Quinta del Buitre'. Butragueño, Sanchis, Pardeza y Martín Vázquez debutarían en 1983, mientras que Michel lo hizo al año siguiente. El mejor jugador de todos los tiempos había dejado otro legado imborrable para el madridismo. Darle la oportunidad a una serie de jóvenes que dominarían España y Europa unos años más tarde.

La segunda etapa de 'la Saeta' al frente del banquillo madridista se inició en 1990, acompañado de Jose antonio Camacho, pero únicamente se prolongó durante 17 encuentros.

La voz de la conciencia madridista

Desde el año 2000 Don Alfredo Di Stéfano es presidente de Honor del Real Madrid y siempre que la salud se lo permite está presente en los actos de relevancia que organiza el conjunto blanco. También son frecuentes sus apariciones en los medios de comunicación analizando la actualidad del equipo con una sensatez  y sabiduría excepcionales. Nadie como él para  enseñar a los nuevos cracks cómo es y cómo funciona el club. Él fue una estrella antes que ellos. Y lo sigue siendo.