DC repasa las Copas de Europa: hoy la quinta

El Real Madrid se llevó la que dicen es la mejor final de toda la historia.





Después de cuatro Copas de Europa seguidas todo eran elogios para el conjunto blanco. Cierto es que se había ido Kopa, pero un año antes había llegado Puskas y Santiago Bernabéu cerraría en el verano de 1959 la incorporación de Didi y de Canario, samba ‘canarinha’ para el conjunto blanco. Además, se contrata como técnico al paraguayo Manuel Fleitas Solich, que llegaba procedente del Flamengo brasileño. No obstante. ninguno se adapta totalmente a la exigencia del conjunto.

El camino hacia la historia

No obstante, del ‘carro tirarían los de siempre durante la temporada (Di Stéfano, Puskas, Gento, Santamaría...) y el Madrid continuaría su racha triunfal. El primer rival  de ese año en la Copa de Europa sería el Jeunnesse luxemburgués, un equipo más exótico que competitivo al que se le anotaron la friolera de 12 tantos entre ambos partidos de la eliminatoria.

El Niza sería el rival que esperaría en una siguiente ronda que tampoco presentaría mayores problemas, aunque se perdiera en territorio galo. Se cumple el dicho de ‘90 minuti en el Bernabéu son molto longos’, del gran Juan Gómez y caen por 4-0. En semifinales esperaría un rival diferente.


Un clásico en semifinales, ¿nos suena de algo?

Tal y como sucediera esta temporada, en semifinales de la Copa de Europa de 1960 se disputaría un doble choque entre los dos clubes más representativos del fútbol español.  Madrid y Barça, blancos y culés  se verían las caras en sus respectivos estadios en un duelo que , en la época. también paralizó a los aficionados al fútbol.

El partido de ida se desarrollaría en un ambiente de cierto pesimismo, pues los culés casi eran  prácticamente campeones de Liga y todo el mundo les daba como favoritos. Además, nueve días antes Fleitas Solich fue destituido como técnico del Real madrid, siendo sustituido  por el inolvidable Miguel Muñoz. Todo parecía apuntar a tragedia...

El técnico azulgrana Helenio Herrera no perdió la oportunidad de hablar más de la cuenta ( como en él era costumbre) y se atrevió a pronósticar un resultado favorable a su equipo. Por suerte, Di Stéfano y compañía se encargaron de callarle la boca. El encuentro fue aprovechado por el nuevo técnico merengue para hacer debutar al ex bético Luis del Sol, quien se mostraría como un excelente complemento para la delantera del conjunto de Concha Espina.

El argentino fue una vez más el hombre más destacado de la noche y anotaría  dos tantos, para certificar el 3-1 en el marcador y hacer inútil el gol blaugrana. ‘Cañoncito Pum’ Puskas haría el segundo gol de los locales . La mala noticia fue la lesión de Santamaría, que obligaría a restructurar la línea defensiva.

Aún con esa derrota en feudo madridista, Helenio Herrera continúa hablando, intenta ejercer de adivino  y pronostica que el conjunto blanco se vendrá abajo en la segunda parte del Camp Nou. En  un ambiente más que hosti en territorio de su peor enemigo, los madsridistas no se arrugaron y sacaron la clase del campeón.

Si Don Alfredo había sido la estrella en la ida, Puskas sería el ‘crack’ de la vuelta. El húngaro en dos ocasiones y Gento anotarían los tres tantos blancos  y dejarían sin  trascendencia el postrero gol de Kocsis, cuando el partido agionizaba. Sendas derrotas tendrían consecuencias para los culés. las bravuconerías de Herrera antes de empezar la eliminatoria le costaron el cargo. Mientras, el Real Madrid avanzaba hacia su quinta final consecutiva.

Un encuentro legendario

Cuando muchos hablan del Barcelona de Pep Guardiola, de la Holanda de Johan Cruyff o de la Brasil del Mundial 82, como los tres grandes equipos en cuanto a belleza futbolístca se refieren, yo siempre les insto a que vean la final de la Copa de Europa de 1960.

La quinta final consecutiva del Real Madrid fue un monumento al fútbol ofensivo de dimensiones épicas. No se ha visto sobre terreno de juego alguno semejante despliegue de físico, gusto por el buen trato por el balón, exhibición de técnica o capacidad ofensiva en una final de su trascendencia.

Con las gradas de Hampden Park abarrotadas por 135.000 espectadores y, ante la decepción liguera,  Santiago Bernabéu no duda en bajar al vestuario y dedicarles a los jugadores una de sus ‘santiaguinas’ recordándoles que con sus cuatro Copas habían conseguido una gesta que estaba en sus manos superar.

El encuentro celebrado un 18 de mayo de 1960 tuvo desde el principio todos los ingredientes  para encandilar a los aficionados. El Eintracht de Frankfurt comenzó muy fuerte y amparados en su físico quisieron marcar el ritmo del choque en los primeros compases. Lograron adelantarse a los diez minutos gracias al tanto de Kress. Después, n cuarto de hora de incertidumbre hizo temer por el resultado del encuentro, pero los madridistas no se durmieron en los laureles y en sendas jugadas rematadas por Di Stéfano dieron la vuelta al marcador.

Después de ese tanto, los blancos comenzaron a mostrar sus mejores armas. Los germanos poco pudieron hacer ante la sucesión de jugadas para el recuerdo que dejaron los madridistas. Al borde del descanso en una jugada eléctrica, Puskas saco su revolver tras un rechace y fusiló al portero teutón.

Antes de empezar la segunda mitad , el técnico germano Oswald dio la consigna a sus jugadores de que debían parar a ‘La Saeta’. El Eintracht salió más enchufado al inicoio de la segunda parte hasta que una gran parada de Domínguez respondiendo un disparo lejano de Meier, acabó con sus esperanzas. Puskas volvió por sus fueros, dio un aviso y de penalti anotó el 4-1. El quinto llegaría cuatro minutos después de la mano del húngaro de oro. Ahí se desató un festival de goles en un cuarto de hora maravilloso por parte de ambos equipos. Puskas llegaría al cuarto en su cuenta particular, mientras que  Di Stéfano cerraría la goleada con permiso de los dos tantos alemanes.

El partido finalizaría con 7-3 en el electrónico. Un resultado nunca repetido en una final de su trascendencia. Excepcionales todas las  estrellas blancas. Puskas y gento dieron buena cuenta del Eintracht, pero jugadores como Del Sol, Domínguez, Gento o Marquitos no se quedaron atrás.

Misión cumplida: el Real Madrid era pentacampeón de Europa y lo había conseguido asombrando al mundo una vez más. La edad dorada del conjunyto blanco continuaría con la continental ante el Peñarol. Y después llegarían la Sexta de los ‘ye-yes’, la Séptima de los Mijatovic, Suker, Seedorf y Raúl, la octava frente al Valencia y la Novena de Zidane y Figo...pero eso son sólo los próximos capítulos de una historia legendaria que sigue escribiéndose día a día.