Zamorano: Remates, goles y entrega al servicio del Real Madrid

DC repasa la carrera de algunos de los mejores jugadores madridistas de la historia





Iván Luis Zamorano Zamora nació en Chile el 18 de enero de 1967. Cuando tenía un año y medio de vida su padre le regaló un balón y desde ese mismo momento el joven Iván y el balón estarían unidos para siempre. Aprendió a andar mientras daba patadas a la pelota, lo que demuestra que su pasión por el fútbol viene de lejos. Su padre murió cuando él contaba con 13 años y eso le obligó a madurar a edad muy temprana y le unió aún más a su madre. Jugó en equipos pequeños como el Cultural Villa México y Benito Juárez, pero ganó su primer sueldo de 6.000 pesos en el Cobresal.

El empresario italiano Vinicio Fioranelli le fichó para el Bolonia, pero al técnico de la escuadra trasalpina no le convencía. De ese modo terminó en el Saint Gallen suizo donde explotó sus cualidades y firmó en poco más de dos temporadas la impresionante cifra de 42 goles. Su espectacular rendimiento llama la atención del Sevilla que confía en Zamorano para reforzar su frente de ataque y paga por el la estimable cifra de 250 millones de pesetas de la época.



El Sevilla le trajo a España

El chileno no decepciona en la escuadra de la ciudad hispalense y se convierte en uno de los mejores arietes de la Liga al anotar 21 ‘dianas’ en 59 partidos. Ante esas cifras el Real Madrid de Benito Floro  decide apostar por él y le contrata pagando la friolera de 600 millones de pesetas y colocándole una ficha de 125 millones.

En su primera temporada justifica su contratación anotando  37 goles en 45 partidos en todas las competiciones y exhibiendo su poderoso remate de cabeza por los campos de España defendiendo la camiseta del club de Concha Espina.

Esa era su mejor virtud. Un remate de cabeza que no se veía en la ‘casa blanca’ desde los tiempos de Santillana. Certero, letal y una auténtica pesadilla para los defensas rivales. Unía a esa habilidad un espíritu de lucha encomiable. Si había que destacar un defecto de Zamorano esa era su irregularidad. Y es que, Zamorano acusaba las rachas negativas en exceso.

La temporada 1993-94 convierte únicamente 11 goles y permanece en una sequía goleadora de 19 partidos consecutivos. sin marcar, algo inadmisible para un delantero de primer nivel. Ante esta perspectiva su futuro en el Real Madrid parecía, cuanto menos, francamente complicado.  

De transferible a imprescindible     

En principio, Jorge Valdano no cuenta con él y le coloca en la lista de transferibles para la campaña 94-95. Él , sin embargo, se empeña en seguir y hace una pretemporada espectacular que le lleva a ganarse el puesto en la primera plantilla. Zamorano continúa con su racha triunfal y es uno de los artífices del triunfo del Real Madrid en aquella Liga. Especialmente brillante fue su actuación en el5-0 al Barcelona en el que hizo un ‘hat trick’. En total, finaliza el campeonato con 28 goles, siendo la punta de lanza de un equipo de ensueño.



Al año siguiente regresaron las sombras y con ellas la falta de gol. Dieciséis goles en 36 partidos y la crisis institucional y deportiva del club merengue provocan su definitiva salida de la plantilla madridista.  Su destino es el Inter de Milán donde la irregularidad vuelve a ser una constante en su fútbol. Jugó sus últimas temporadas mostrando su sabiduría futbolística en el América de México y en el Colo Colo chileno.




Para el recuerdo quedarán sus goles de cabeza, sus remates y sus celebraciones. En 173 encuentros de blanco llegó al centenar de tantos. Su palmarés de madridista,  aunque mereció más,  se quedó en una Liga, una Copa del Rey y una Supercopa. pero siempre se pensará en él como ‘Bam, Bam’ un ejemplo de lucha y entrega para lograr el premio del gol.