1908: El Madrid cierra su primera gran era

Continuamos con nuestro repaso a las mejores imágenes de la historia del club con la cuarta Copa del Rey





 

 

El equipo blanco contaba solo con seis años de vida en 1908, pero a mediados de año ya tenía cuatro Copas en sus vitrinas. Pocos podían esperar entonces que el equipo iba a tardar ocho temporadas en volver a estar en una final de este corte y nueve en volver a levantar el trofeo. Y es que en las temporadas venideras la competición iba a aumentar mucho su nivel de competitividad, pues su gran fama iba a empezar a atraer a equipos de todo el país con el interés de disputarla.

Por consiguiente, en 1908 terminó la primera gran época merengue de su historia. Y lo hizo paradójicamente con, posiblemente, la Copa más sencilla de todas las que ha ganado el club. La Copa de esta edición solo se disputó a un partido después de que el Bizkaya declinase su participación por disconformidad con lo ocurrido el año anterior. La Copa de 1907 había dejado un gran poso de polémica después de que la escuadra vasca llegara incluso a impugnar el choque por el mal comportamiento de algunos de los aficionados madrileños que acudieron a ver el partido en el Hipódromo de la Castellana.

La ausencia del posteriormente llamado Athletic facilitó mucho la tareal al Madrid F.C. Hay que tener en cuenta que el Bizcaya había ganado las otras dos Copas disputadas hasta entonces, por lo que los madrileños eran los claros favoritos para llevarse el título. De hecho, únicamente el Vigo F.C. aceptó la invitación al torneo, pues el resto de conjuntos rechazó esta posibilidad alegando los altos costes para viajar hasta la capital del reino.


De izquierda a derecha y de arriba a abajo:  Aspiunza, Neyra, Parages, Lindsey, Revuelto y Prast. Sentados: Yarza, Novoa, Normand, Berraondo y Prado

En consecuencia, el título se decidió a un único partido. El mismo se llevó a cabo el 12 de abril en el Campo de O'Donell, terreno de juego donde el Madrid disputaba sus choques como local. Esa tarde el terreno de juego estaba completamente embarrado, lo que deslució algo un espectáculo en el que los merengues demostraron su superioridad. Un tanto de Neyra al filo del descanso ponía el 1-0, mientras que el guatemalteco Revuelto ampliaba la diferencia en la segunda parte. Solo el gallego Posada recortaría diferencias y pondría el 2-1 definitivo a 9 minutos para el final.

Como curiosidad, destacar que la polémica arbitral ya hizo presencia por aquel entonces. Y es que las crónicas de la época hablan de un penalti anotado por el Madrid F.C. que el colegiado no concedió por considerar que el balón no había entrado en la portería. Pero, por fortuna, el error no tuvo demasiada incidencia y no evitó que los blancos se llevaran su cuarta y última Copa del Rey en su exitosa primera década.