El Barcelona recuperó el espíritu Ovrebo para atracar al Stuttgart

Stuttgart 1-1 Barcelona





El transcurrir de las jornadas y los partidos dejaba bien claro que este Barcelona estaba de capa caída. No era el mismo equipo de la pasada temporada, al menos, en lo que a juego se refiere porque su inmunidad arbitral, ya sea en España o en Europa, se mantiene tan intacta como de costumbre.

Sólo podría utilizarse una palabra, VERGÜENZA, para describir los dos clamorosos penaltis que el primo hermano del famoso Ovrebo, un tal Bjorn Kuipers, le robó al Sttutgart y, por ende, le regaló a ese Barcelona acostumbrado a hurtar por todos los campos en los que juega. Esto es un auténtico atropello a la competición. Una mano descaradísima de Piqué dentro del área quedó sin el castigo del penalti que merecía. Ahí Lapuerta ya le debía una al graciosito de Platini. Sin embargo, poco después, era Márquez el que empujaba en las mismas narices del árbitro a un delantero germano. Ni puñetero caso por parte del tal Kuipers, que se hizo el loco para no pitar penalti alguno. Había que conservar el billete para ir a las playas catalanas el próximo verano.

Cacau marcó...aunque el robo ya estaba materializado

FICHA TÉCNICA.


STUTTGART 1: Lehmann; Celozzi, Tasci, Delpierre, Molinaro; Gebhart (Rudy, min.84), Träsch (Kuzmanovic, min.58), Khedira, Hleb; Cacau y Pogrebnyak (Marica, min.63).

FC BARCELONA 1: Valdés; Puyol, Márquez (Milito, min.58), Piqué, Maxwell; Touré (Henry, min.53), Busquets, Xavi; Messi, Ibrahimovic e Iniesta.

GOLES.

1-0. Min.25, Cacau.

1-1. Min.51, Ibrahimovic.

ÁRBITRO: Bjorn Kuipers (HOL). Amonestó a Gebhart (min.51), Molinaro (min.83) y Khedira (min.90 4) en el Stuttgart y a Márquez (min.21) y Piqué (min.90 1) en el Barcelona.

ESTADIO: Mercedes-Benz Arena.

El escándalo era tan vergonzante que los jugadores del Barcelona, acostumbrados a la manga ancha que tienen por Europa, acompañaron con su actuación futbolística la del colegiado del partido. Los de Guardiola jugaban tan pateticamente mal que de no ser por la inocencia del Stuttgart se hubieran ido al descanso con tres o cuatro goles en su contra. Cacau se reencarnó en el mejor Ronaldo y dejó en evidencia a caballo del malo Márquez y a pego lo que me da la gana, Pique. Fue precisamente el delantero de color del Sttutgart el que cabeceó un centro desde la banda para abrir el marcador y poner justicia al dominio teutón. Puyol quedó en evidencia pues se dejó la puerta de su espalda abierta de par en par y Cacau aprovechó para superar a un Valdés al que los nervios le impedían dar dos pasos fuera de la línea de gol. Y eso que el árbitro les había robado dos penaltis al Stuttgart. De no ser por eso, el chiripitiflaútico equipo catalán habría besado la lona sin derecho a levantarse. Pero le ayudan y ante eso poco o nada puede hacerse.

El colmo de los colmos llegó cuando más daño puede hacerse. Justo al inicio de la segunda parte. Tras un clamoroso fuera de juego de Piqué que Ovrebo Kuipers se pasó por el forro, el balón le llegó a Ibrahimovic para, de rebote, marcar. La ilegalidad del gol era tan evidente como sonrojante pero aquí no pasó nada. Se concedió el gol, y las vacaciones para el trencilla estaban más cercanas que nunca. Ya nada sorprende, pues el Barcelona roba y engaña a sus rivales. Le da igual que sea en el Campo Nuevo o fuera. Esto ya es clamoroso y los equipos deberían enviar una queja formal a la UEFA para que no vuelva a producirse semejante tipo de arbitrajes a favor de los catalanes. Ellos, lógicamente, tan panchos. Lo ven tan normal esto de que el árbitro de turno les ayude que ni les reconcome la conciencia.

Messi e Ibra, auténticos macarras de barrio

La curiosidad que embargará las crónicas de los plumillas forofillos para tratar de desviar la atención del atraco realizado al Stuttgart tendrá como punto central una mano de Molinaro a un tiro de Ibrahimovic. Lo que no contarán éstos será que el sueco había controlado previamente el balón con la mano, por tanto, esa acción debió morir en el momento en el que el sueco usó el brazo para acunar el balón. Eso se omitirá sin ninguna duda. Al menos, aquí queda reflejado para que la auténtica caverna mediática, la culé, deje de tomarnos por gilipollas.

Por si esto fuera poco, una vez más, quedó retratado el verdadero carácter de ese jugador modelo que dicen que es Messi. Al argentino le hicieron una falta y, en un aire de chulería, se levantó poniéndole la rodilla en la cara al zaguero que le había derribado. Además, ese angelito llamado Ibrahimovic apareció en el tumulto como el primo de zumosol y empujó delante de las narices del árbitro a Khedira para intentar hacerse el importante. Ese gesto de auténtico macarra de barrio volvió a pasar impune al criterio de un árbitro que se lució de la peor manera posible delante de toda Europa. Al menos, al Barcelona ya se le va conociendo por todo el viejo continente como el auténtico ladrón continental.